BRIGTH - Ichinen Nikagetsu Hatsuka [2/4]
Jaejoong llega a su apartamento a eso
de las 4 de la madrugada. La realidad le espera cruda al abrir la puerta de su
depa, las pantuflas de Yunho no están, tan solo las suyas, lúgubres, pulcras en
una esquina.
A tropezones logra hacerse
camino a su habitación y trata de no pensar en nada, ni en lo vacía que siente
su casa, ni en lo que hará mañana cuando pueda notar cada pequeño cambio, cada
espacio vacío a plena luz del día.
Su cuerpo transpira alcohol y los
músculos no le obedecen muy bien pero logara apañárselas para mandarle un
mensaje a Yoochun avisándole lo que ha pasado, que se encuentra en casa a salvo,
porque de todos modos todos sabrán mañana por la mañana, mejor que lo sepan de
él mismo, sus dedos abandonan el aparato cuando termina, dejándolo caer con un
fuerte “thump” sobre la alfombra para luego perder el conocimiento semi desnudo
y sin nadie a su lado.
No es sorprendente para él, entonces, encontrar
a ambos de sus amigos a los pies de su cama cuando despierta a medio día. Porque
puede que Kim Jaejoong tenga pésimo gusto a la hora
de elegir sus novios pero ciertamente no para sus amigos, tiene a los mejores.
- Ese hijo de mil
putas – Junsu sisea y su puño se estampa contra la pared.
- ¡Junsu! – Yoochun
le llama alarmado corriendo hacia él para examinarle la mano – maldición cariño
– le reprime besándole los nudillos.
Jaejoong gruñe su
resaca contra la funda de su almohada, cuando el dolor le oprime las sienes.
Yoochun parece
decirle algo a Junsu entonces pero Jaejoong no alcanza a entender a pesar de
que sienta sus oídos haberse transformado en amplificadores de alto radio o
algo por el estilo.
- Hey – el pelinegro
Park le susurra, acercándose a él y arrullándole en su cuerpo para hacerle
separarse suavemente de la almohada.
Jaejoong siente
entonces lágrimas secas lastimándole las esquinas de sus ojos.
- Dime qué he tenido
na buena razón para beber tanto – pregunta con la voz rasposa por la falta de
agua, lo único que puede ver entre flashes son mechones de cabello castaño muy
suave.
Yoochun le mira con
pena.
Jaejoong recuerda
todo en los siguientes segundos.
- Mierda – jura
entre dientes, su cabeza se mueve hacia el lado derecho y sus ojos escanean el
closet abierto de todas formas, no encuentra los abrigos de Yunho en él.
De modo que es real.
Se ha ido.
Junsu entra en la
habitación con una jarra de agua caliente y hojas de menta. Jaejoong le sonríe
con gratitud extrema.
- Solo el tres,
hyung, un botón y hubiera estado aquí para partirle la madre – Junsu le dice,
hay enojo claro en su voz mientras se arrodilla y aproxima un poco más la
mesita de noche de un lado para depositar la jarra al alcance de Kim.
Jaejoong niega con
la cabeza, colocándose mechones de cabello detrás de sus orejas.
- Ya está hecho –
les dice encogiendo los hombros –nada estaba bien desde ya un par de meses, era
cuestión de tiempo.
- Es que solo –
Junsu continúa enrabietado – sin ofender, pero me gustaría que por una vez
dejaras a los idiotas.
- ¿Cómo que sin
ofender? – Jaejoong le dice con la voz algo dura, usualmente cuando alguien
cita esa frase ocurre exactamente todo lo contrario.
- Creo que lo que Junsu
quiere decir es que todos tus ahora ex han sido...un poco, ahm un lío - Yoochun
le contesta, y Junsu asiente a su lado de acuerdo.
Jaejoong se traga un
suspiro ofendido.
- No eran líos.
Bueno, tal vez tenían un par de defectos pero…
- Eran
refaccionamientos – Yoochun le dice solemnemente.
- ¿Y qué demonios se
supone que significa eso? – Jaejoong le demanda.
- Ya sabes cómo esa
casa que compras porque, en espíritu, no es tan mala, y es una hermosa casa a
su manera, la arquitectura es genial, y tiene potencial para ser increíble, con un poco de trabajo aquí y allá. Sólo necesita
refaccionamientos. De alguien que sepa cuidarla para que se vuelva perfecta como nunca antes.
- Yo no salgo
con refaccionamientos – les dice Jaejoong.
- Hablando como
alguien que solía perseguir refaccionamientos pero sin la mínima intención de
reparar nada – interviene Junsu – estoy de acuerdo.
Jaejoong se le queda
mirando, asombrado y con un sin sabor en los labios.
- Son lo mejor en un
primer momento ¿vale? – continúa el rubio, como si fuera un experto en el tema –
Porque están casi bien del todo. Un buen corazón pensaría que necesitan solo la
persona adecuada para que estén perfectos. Es toda una ganga si lo que quieres
es echar un polvo una vez – Junsu le dice encogiéndose de hombros, ante la
mirada de su novio - pero no son material para una relación, lo que tú
necesitas es alguien bueno para ti, no sé, alguien sin desordenes de la
personalidad para variar.
- Yunho no tenía
desordenes de personalidad – le refuta Kim.
Junsu entorna los
ojos, dramáticamente.
- Hyung, si el
hombre hubiera descubierto como tener sexo consigo mismo habría dejado de
fingir interés en las demás formas de vida siglos atrás, joder, no me
sorprendería descubrir que solventa investigaciones en clonación con toda esa
pasta de más que le pagan.
- Susu-ah – su novio
le susurra, sobándole la espalda para tratar de calmarlo – creo que ahora no es
momento.
- No ¿saben qué? está
bien Junsu tiene razón soy un idiota.
El pelinegro le mira
con algo de pena.
- Bien, me alegra
que lo sepas, porque en mi cuidado no vas a derramar una lágrima por ese
imbécil – Yoochun le dice, subiéndose a la cama a su lado, peinándole los
cabellos fuera de su frente y hundiendo su nariz en su cuello.
Junsu le imita del
otro lado.
Jaejoong se retuerce
de las cosquillas. Los otros dos sueltan unas risillas ligeras. Kim les
comparte su edredón, en recompensa.
- Entonces ¿cuál es
el plan? – Junsu le pregunta - Vamos a spamearle el Facebook con verdades como
“te pagan demasiado, mediocampista mediocre. Eres pura espalda, no tengo la
menor idea de porque Jaejoong se fijó en ti, cabronazo hijo de…”
- El plan es –
Jaejoong le interrumpe tapándole la boca aunque con una sonrisa – pasar todo el
día aquí pedir una pizza, terminarme todo ese te de menta y ver mis comedias
favoritas.
- ¿Puedo sugerir una
que no va con segunda pero me ha entrado ganas de ver? – Yoochun le pregunta.
- Si dices superando
a mi ex, vas a tener que pagarle 10 dólares al frasco – su novio le dice
elevando un frasco en un esquina con un post it que lee “douchebag jar”
Yoochun se lleva una
mano a su bolsillo trasero para sacar su billetera. Junsu se carcajea.
- ¿Es en serio,
cariño? – su novio le pregunta ya acercándole el frasco, mientras le desaprueba con
la cabeza.
Pero Jaejoong puede ver que le ama por la forma en que le brilla la mirada.
Pero Jaejoong puede ver que le ama por la forma en que le brilla la mirada.
A veces...solo...es como muy
extraño mirarlos y simplemente saberlo, le hace sentir todo un Ebenezer Scrooge.
- Encontrarás a tu
Rachel cuando menos te des cuenta, cariño – Yoochun le dice acurrucándose a su
lado.
Jaejoong no puede
evitar reírse, entonces. Y es que no puede ni imaginar todas las mesas que
mandarían boca abajo ese par de plastas que tiene consigo en la cama si les
contara de ese chico en el bar.
“¿Vas a decirme tu nombre, Peter
Bretter?”
Jaejoong sacude el recuerdo de su
cabeza.
- Vale – les dice,
de todas formas.
Yoochun vitorea.
Jaejoong se lleva
una mano al oído que su amigo acaba de perforarle.
Se acomoda mejor en
el espaldar de su cama para poder beber el vaso del agua de menta que Junsu
acaba de pasarle.
- Bueno, ¿saben que uno de ustedes vas a tener que mover el trasero de aquí y traerme el control, no? - el Kim objeta.
- Bueno, ¿saben que uno de ustedes vas a tener que mover el trasero de aquí y traerme el control, no? - el Kim objeta.
La pareja gruñe en respuesta.
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Es saber de muchos que superar a un ex
nunca es tarea sencilla, desórdenes de la personalidad, defectos o fetiches
raros aparte, y pasa también que, la dificultad de esa tarea usualmente tiende
a ser proporcional al tiempo que dicha relación ha durado así que Jaejoong es
plenamente consciente de lo que le espera y honestamente se podría decir que
hasta ahora lo está haciendo bastante bien, claro eso no le impide descuidar un
poco la casa, la ropa sucia o desuscribirse de los ocho canales extra de
deportes y de paso bloquear los de su programación normal, también.
Puede viajar de vez en cuando a la luna
pero no ha habido lágrimas ni marcados cuadros de ansiedad, y a decir verdades
la falta de ellos le preocupa.
Se supone que uno debe “sacar todo” de
adentro. Eso o finalmente quizás nunca amó a Yunho tanto así como creyó.
En las últimas semanas se ha
acostumbrado a dar pequeñas caminatas muy temprano por la mañana. Le ayuda a
despejar su mente. Y no pensar en nada, ni en su pasado, su futuro o la
estúpida obra que tiene que editar porque esa es su chamba y porque el mundo
sigue girando independiente de que sus relaciones amorosas ya no, ¡uj! al menos
ha terminado con unas 30 páginas del susodicho libro.
Como sea, felizmente Yoochun es de
mucha ayuda en todo el proceso. Comprándole la comida en los almuerzos y
recogiéndole los trastes de los pasillos, Jesús, incluso le ha hecho la colada
la semana que pasó.
Junsu ayuda también, a su manera, es
muy bueno apuntando los aparentemente muchos defectos que tenía Yunho y
trayéndole anguilas fritas a escondidas de su novio Park “tifus aquí y allá”
Yoochun.
Jaejoong les aprecia tanto que se
guarda la decisión de “no salir con nadie nunca más” para él solito. Quiere
alargar este periodo de paz lo mejor que pueda antes de tirarles Hiroshima y
Nagasaki encima.
Jesús bendito, Jaejoong solo espera que
ese día esté muy pero muy lejos.
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Entregar su trabajo sorprendentemente
en la fecha límite, le gana otro de unas 320 páginas que Jaejoong ojea con poco ánimo en su computador,
sabe qué debería estar agradecido de tener un trabajo estable y de un buen
salario pero justo hoy no se siente tanto así.
No se equivoquen ama lo que hace. Lo ama de verdad. Pasar todas esas horas frente al ordenador entre hojas de Word sin que nadie le perturbe. Sobre su sillón de cuero y una manta sobre sus piernas, enamorándose de nuevos personajes, aprendiendo de ellos, viviendo a través de ellos historias ridículas y fascinantes. Vale la pena, pero hoy no está del mejor de los ánimos, todos necesitan un descanso de vez cuando. Además si va a hacer algo obligado no va a hacerlo bien así que se rinde, guarda su progreso, cierra su portátil y restriega las palmas de sus manos en su cara.
No se equivoquen ama lo que hace. Lo ama de verdad. Pasar todas esas horas frente al ordenador entre hojas de Word sin que nadie le perturbe. Sobre su sillón de cuero y una manta sobre sus piernas, enamorándose de nuevos personajes, aprendiendo de ellos, viviendo a través de ellos historias ridículas y fascinantes. Vale la pena, pero hoy no está del mejor de los ánimos, todos necesitan un descanso de vez cuando. Además si va a hacer algo obligado no va a hacerlo bien así que se rinde, guarda su progreso, cierra su portátil y restriega las palmas de sus manos en su cara.
Es aún temprano, las 9 y tantos según
su reloj de pulsera, así que piensa en llamar a Yoochun. Molestarle un rato. Quizás invitarle a él y a Junsu a ver una película en su sala pero de pronto
solo siente ganas de salir de casa, comprar un cigarrillo para contrarrestar el
frío y caminar sin rumbo un par de cuadras. Hacer un jodido muñeco de nieve tal vez o
quien carajos sabe qué. Solo...disfrutar del aire fresco.
Lo cierto es que Jaejoong disfruta
mucho del frío. Con la vestimenta adecuada, claro. Siempre reduce la cantidad
de personas fuera que pudieran quizás iniciar una conversación para la cual Kim
no tiene mínimo interés.
Vaya. Sí que es el Ebenizer Scroooge en
carne y hueso.
Finalmente decide por lo segundo, se
calza un par de botas, un saco cómodo encima de la chompa blanca de lana y esos
jeans sueltos a la cadera que ya llevaba puesto desde la tarde, unos guantes y
una gorra y luego sale fuera.
La nieve no está tan pesada como para poder hacer ese muñeco al que pensaba llamar “Martin Alberto” – si otra cosa remarcable en Jaejoong es su facilidad de proyectarse múltiples escenarios – pero se ha acumulado un poco en su patio, así que toma una nota mental de encargarse de ello antes de que tenga problemas para entrar a su casa.
La nieve no está tan pesada como para poder hacer ese muñeco al que pensaba llamar “Martin Alberto” – si otra cosa remarcable en Jaejoong es su facilidad de proyectarse múltiples escenarios – pero se ha acumulado un poco en su patio, así que toma una nota mental de encargarse de ello antes de que tenga problemas para entrar a su casa.
La noche está bonita, con todas las
estrellas y la calma de su suburbio. Jaejoong la admira por largos segundos.
Y bien ¿Dónde queda el mini-market más
cercano? Se pregunta cuando el frío empieza a hacerle mella. El cigarrillo se
le hace de pronto bastante apetitoso.
Piensa en sacar el auto, en todo caso, pero
entrar de nuevo en su casa le da bastante paja. Además serán máximo cuánto ¿un
par de cuadras? Hoy en día hay mini-markets en cada esquina. Entonces ¿derecha
o izquierda? Se rueda los ojos a sí mismo, ¿qué más da? eventualmente va a
tener que llegar a alguno en cualquiera de las direcciones ¿no? Así que solo
empieza a caminar.
Resulta que está equivocado. Porque camina
por unas 7 cuadras hasta que se da cuenta que debió haber ido por el otro, pero
no tiene punto regresar sus pasos estando ahí ya, así que solo continua
caminando entre más calles.
Descubre un parque muy bonito en su
paseo, está desolado pero presumiblemente sea porque es día de semana y ya es
pasado el toque de queda de los niños. Jaejoong pasa lo que siente como horas
en esos columpios. Balanceándose de adelante hacia atrás. En el aire y en la
tierra. Pensando en nada en particular.
Hay algo muy gratificante en el viento
golpeando su cara.
Y el pequeño mareo que pronto empieza a
hacerle sentir muy ligero.
Como esa noche en el bar, con manos
sosteniéndole por la espalda, brazos rodeando su cintura y un pecho masivo y
cálido contra el suyo. Un suspiro contra la piel de su hombro, labios rosas muy cerca los suyos. Barba de tres días raspándole la punta de la nariz.
Jaejoong despierta del trance cuando una
voz le obliga a hacerlo.
- ¿No tendrás un cigarrillo por ahí,
Katie?
¿Qué pasa con el mundo llamándole
nombres de personajes de películas?
Jaejoong frena en dos tiros,
ensuciándose completamente las botas en la tierra húmeda y voltea de mala gana
en dirección de la voz. Es un chico alto que parece estar con mucho frío a
juzgar por su posición encorvada y su delgadísima camisa. Jaejoong le tiene
empatía pero no la suficiente como para ofrecerle su chalina.
Kim niega con la cabeza una vez, como
respuesta. El otro chico suspira.
- Vengo caminando cuadras y no
encuentro un solo mini-market ¿Qué clase de suburbio es este? – el extraño le pregunta
histérico.
Jaejoong encoge los hombros.
- Bueno, no los hay por al menos unas 7
cuadras en esa dirección – Jaejoong le dice, señalándole por donde ha venido.
El muchacho masculla una maldición
entre dientes.
- Geun Suk, por cierto – el chico le
dice educadamente, abrazándose a sí mismo y tiritando en su sitio.
Jaejoong sabe que sonríe aunque no pueda verle bien, todo está muy oscuro, pero el tono de su voz le hace parecer un buen chico. Jaejoong está a punto de presentarse pero el celular del otro hombre vibra en sus bolsillos.
Jaejoong sabe que sonríe aunque no pueda verle bien, todo está muy oscuro, pero el tono de su voz le hace parecer un buen chico. Jaejoong está a punto de presentarse pero el celular del otro hombre vibra en sus bolsillos.
- Dime que encontraste algo – el tal Geun Suk le dice a
su interlocutor – ¡Perfecto! Ahm pues yo no pero he encontrado columpios – le
dice de pronto extrañamente animado, acercándose al columpio vacío al lado de
Kim y deteniéndose un segundo a mirarle la cara como diciéndole “está bien si
me siento.”
Jaejoong asiente de inmediato
sintiéndose un completo gilipollas.
- Pues iría si supiera donde mierda
estoy – el chico responde riéndose ligeramente – lo siento ¿ya? De pronto di
media vuelta y me di cuenta que estaba perdido – se lleva una mano a la cabeza
avergonzado, a Jaejoong le recuerda de pronto a su hermana menor.
Despistada y siempre dulce.
- Pues veo, casas blancas exactamente
iguales en todas las direcciones – el chico se ríe esta vez más abiertamente,
Jaejoong puede entonces oler el alcohol en su aliento – creo que puedo hacer
eso, ya espera – el chico lleva su móvil de su oído a su regazo, frunciendo el
ceño en su absoluta concentración para configurar algo en la pantalla – listo,
está prendido – le dice alzando los brazos, parece muy complacido consigo mismo
– vale, no me muevo, me quedo aquí con mi nuevo mejor amigo….
Jaejoong tarda 3 segundos en entender
que se refiere a él y se apresura a balbucearle su nombre.
- Con Jaejoong – Geun Seuk continúa, alzando su
mano en pos de promesa como si la persona del otro lado de la línea pudiera
verle, Jaejoong sonríe – bueno entonces apresúrate que me congelo del frío.
Jaejoong piensa en
irse después de unos 10 minutos meciéndose ausentemente al lado del extraño
muchacho y sin saber que decirle, pero de alguna forma no puede simplemente dejarle.
- No logro
levantarme – el chico se queja entonces con voz quebrada por el falso llanto.
Jaejoong sonríe ¿Eso
era lo que había estado intentando hacer?
- Ta vez sea mejor
así – Kim le dice, no puede verle pero sabe que el otro hombre está haciendo un
puchero.
- ¿Por qué no
quieres que me divierta? – el chico le gruñe, como un niño.
Jaejoong se levanta
de su columpio y se acerca a él.
- Por la misma razón
que no te he dado mi chalina, soy un gilipollas – le dice, quitándose la
chalina del cuello y acomodándosela en el cuello para tratar de abrigarle lo
más posible.
- Lo que eres es
Santa Teresa de Calcuta – el chico le dice aferrándose a la prenda - ¿crees que
puedas empujarme?
- No que juzgue pero
me parece que vienes de alguna reunión así que no sería muy prudente.
- Solo tomé unas
tres o cuatro….ahm botellas – el chico bromea.
- ¿Ves? Además si te
rompes la cabeza, no sabría cómo auxiliarte y tu novio quizás vaya a romperme
la cabeza a mí en venganza.
- ¿Quién? ¿Max? ¡Ja!
Probablemente te pague por el favor – el muchacho se ríe a carcajadas.
- Bueno no es que me
caigas tan mal ¡ah! – otra voz les dice.
Ambos voltean la
cabeza hacia una sombra alta que se acerca a pasos moderados, trae un abrigo en
sus manos, su compañero de columpio pronto se abalanza hacia él. Jaejoong trata
de recordar si alguno de sus novios alguna vez hizo algo como eso por él,
caminar tantas cuadras en el frío para alcanzarle un abrigo.
- Oh cariño no te
merezco – Geun Seuk le dice.
- Puedes apostarlo –
el tal Max le responde entre risas.
- ¿Entonces?
- Lo tengo en el
bolsillo de atrás – Max le responde, Geun Suk le empieza a manosear entero,
Jaejoong desvía la mirada a un lado – que esperes joder – Max se queja, llevándose las manos a dicho bolsillo para extraer un paquete de cigarrillos.
Jaejoong no puede
evitar alzar la mirada al escuchar el sonido de la cajetilla pasando de unas
manos a las otras. Honestamente necesita un cigarrillo.
- Gracias por
quedarte con él – Max le dice - dios sabe que si le sucede algo me muero.
Geun Suk se carcajea
en sus brazos.
- Quién más va a
divertirte en la oficina ¿no? – Geun Suk le dice golpeándole el hombro – me
quieres solo para eso.
- Exacto - Max le
responde.
Jaejoong les envidia
por completo, estaba muy bien creyendo que solo Yoochun y Junsu eran los
afortunados ¿pero esto? ¿Por qué demonios él no puede tener algo así?
El más alto procede
a sacar un encendedor y prender el cigarrillo que su novio tiene entre sus
labios. El fuego se prende e ilumina ambos de sus rostros. Jaejoong se queda
aturdido por lo que sus ojos ven. Esa persona, ese mentón, esas mejillas, es el
chiquillo… pero…
- ¿Quieres uno? – Max
le pregunta, entonces.
Jaejoong siente que
la lengua no le responde.
- ¿Es que tienes que
preguntar lo obvio? – su novio le reprime, quitándole la cajetilla de las manos
y ofreciéndole uno a Jaejoong.
Max le sostiene de
la cadera para estabilizarlo, no está borracho en sí pero Jaejoong supone que
le quiere demasiado como para correr el riesgo.
“Pensaba que
tal vez te había encontrado, que quizás eras tú”
Las palabras de ese chiquillo se
repiten con tal locuacidad en su mente, Jaejoong se pregunta si esas fueron las
mismas con las que había enamorado a ese otro muchacho. No le sorprendería. Sí
había logrado robarle un beso con ellas. Que tal imbécil.
Max se acerca a él
para encenderle el cigarrillo y Jaejoong solo se inclina hacia él ¿Qué más da? No
va a salir corriendo despavorido o algo. Además quiere ese maldito cigarrillo
por todos los cielos. La chispa de fuego ilumina el rostro delgado de Kim y la
respuesta del castaño es inmediata.
- Tú – le dice.
Jaejoong encoge sus
hombros. Dándole una calada al cigarrillo y botando el humo a través de sus
labios.
El otro muchacho, su
novio, no parece entender, aún colgado de su cadera.
- ¿Es Jaejoong,
entonces? – El chiquillo le pregunta como si no se lo pudiera creer – Jaejoong
¿con ambas o? ¿O una u? joder, no he estado ni cerca, joder, esto me cabrea,
dios – el chiquillo le dice con una sonrisa tan grande, la misma del bar, esa
que no te permite quitarle los ojos de encima, llevándose las manos a la
cabeza, haciendo el show que hace sentir a Jaejoong solo tan jodidamente a
gusto.
Pero Jaejoong
recuerda entonces que es su novio el que está a su lado y baja la mira al piso.
- ¿Qué está
sucediendo aquí? – Geun Suk pregunta.
El castaño no parece
querer perder la sonrisa y su respuesta es - el destino.
Jaejoong no puede
creer su sirvengüenzería, tiene el rostro rojo de pronto de la indignación y la
vergüenza ¿Qué pasa si Geun Suk le hace una escena ahí mismo? Jaejoong nunca ha
peleado con nadie ¿cómo se supone que se defienda?
- Voy a llamar a Tae
para que venga a recogerte ¿está bien? – El castaño voltea a decirle a Geun Suk
- va a traer el auto y va a llevarte a casa más rápido, yo todavía tengo que
esperar a Pete.
Geun Suk no parece
querer irse. Pero - está bien – es lo que responde.
Max procede a llamar
al tal Pete por su celular. Max, joder que extraño se siente no llamarle
Rachel.
Jaejoong quiere solo
irse pero por alguna razón se queda ahí hasta que una camioneta se estaciona en
la acera. Max ayuda a subir a su novio y le dice adiós con la mano hasta que la
camioneta desaparece de la vista.
Es un silencio largo
hasta que el castaño vuelve a hablar.
- ¿Quieres otro?
Jaejoong se ríe.
Botando la colilla de su gastado cigarrillo al piso. Y negando con la cabeza.
- ¿Qué es tan
gracioso? - Max le pregunta
- Que estás tan
lleno de mierda – es lo que Kim le responde, bajándose del columpio de un salto.
Está tan enojado,
bueno y ¿qué esperaba ah? ¿Que fuera verdad? ¿Qué ese chiquillo fuera él hombre para él o algo por el estilo? ¿Qué no fue
él mismo quien se lo dijo? Que era todo una mentira ¿es que nunca iba a
aprender?
- ¿Disculpa?
- Sabes de lo que
hablo, Max – el mayor suelta su nombre con sarcasmo y el muchacho frente a él
parece trastabillar al escucharle – sí, me dijo tu nombre.
- Bueno, ese no es
mi nombre en realidad.
- Como sea –
Jaejoong continúa enrabietado.
- Jaejoong – el
castaño le interrumpe, sin embargo, y el
susodicho se siente solo tan extraño al escucharle decir su nombre – no sé qué
estés pensando pero Geun Suk no es…
Jaejoong niega con
la cabeza, riéndose ¿cómo se atreve? Con todo lo que ha visto.
- Eres increíble –
le dice negando con la cabeza con tanta fuerza que siente en cualquier momento
va luxarse una vértebra.
Kim empieza a
caminar de vuelta a su casa aun negando con la cabeza. Unas manos le detienen
del brazo, sin embargo.
- No – le dice un
castaño con el ceño fruncido – no estás caminando fuera de mi vida por segunda
vez ¿me escuchas?
- ¿Quién te crees
que eres? – Jaejoong le grita deshaciéndose de su agarre con un manotazo.
- No tú quién te crees
que eres, entrando y saliendo de mi vida cuando demonios quieres, como si no
atormentaras todos y cada uno de mis pensamientos.
- ¿Vas a seguir con
eso? ¿Es en serio?
- Joder ¿Crees que
dejaría ir a mi novio en la camioneta con un asiento trasero bastante espacioso
de un supermodelo? No borra eso ¿Crees que soy de las personas que van diciendo
todo lo que te dije esa noche a cualquiera?
- No te conozco de
nada ¿cómo demonios se supone que deba sacar asunciones?
- Entonces no las
hagas – el castaño prácticamente le grita
Dios el chiquillo es
tan alto. Jaejoong tiene que alzar la mirada para poder mirarle a la cara.
Kim se lleva las
manos a los bolsillos. El cabreo se rehúsa a dejarle ¿por qué le esta
recriminando nada en primer lugar?
- ¿Qué demonios
haces aquí? – le pregunta finalmente, porque honestamente ¿Cómo? ¿Por qué?
- Mi jefa organizó
la fiesta más aburrida del milenio y bueno no podía decir que no, se nos
acabaron los cigarrillos y ya ves… – el menor le explica - ¿Y tú qué haces aquì?
Jaejoong se piensa
si admitirle que vive acá o no. Y es que Dios ¿qué es todo esto?
- Vivo…vivo por acá.
- Vaya – el otro le
dice.
- ¿Qué? – Jaejoong
le pregunta tan quedo que piensa quizás el chiquillo no haya llegado a oírle.
Pero el castaño le
ha oído y le confiesa lo siguiente en apenas un susurro.
- Uno se preguntaría
¿Cuáles son las probabilidades?
Jaejoong calla. El
chiquillo está tan guapo con saco y corbata.
- ¿Sabes? Jaejoong
te queda, tiene sentido – el chiquillo le dice acercándose un poco más a él, lo
suficiente para dejarle oler su colonia a madera.
- Pareces muy contento
de saber mi nombre – Kim le dice retrocediendo ese paso que el otro ha avanzado.
- Lo estoy, Jaejoong
– el chiquillo arrastra su nombre hasta la última sílaba, acercándose nuevamente
un paso hacia él, Jaejoong no sabe cómo detenerle, como sacar las palabras de
su garganta.
- Creo que te dije
que deberías aprender a cerrar el pico – Kim le resondra en un susurro porque el
castaño está tan cerca de él que solo necesita de susurros para hacerse escuchar.
- Y yo creo que te
dije ya, que haces esta cosa con tus labios cuando tratas de reprimir las
sonrisas que te saco.
La boca de Jaejoong se
tuerce en diferentes direcciones mientras trata de formar una respuesta a eso. Pero
lo único en lo que puede pensar en este momento es en el bar hace semanas,
cuando ese chico le dijo esto mismo por primera vez. Eso y la intensidad con el
chico está mirando ahora sus labios.
Jaejoong escapa dos
pasos antes de hacer algo de lo que seguramente va a arrepentirse.
- ¿Así que Max no es
tu verdadero nombre? – Jaejoong se escucha a sí mismo preguntar, más que nada para
quitar el centro de atención de sí mismo, pero también porque quiere saber.
- Nop - el castaño
le dice – Max es solo un pseudónimo.
Jaejoong espera,
pero el chico no parece querer decir nada más.
- ¿Y tú verdadero
nombre es…?
“Max” se inclina
hacia él, mucho más cerca de lo que debería.
- Es algo que te voy
a decir en nuestra primera cita - le promete con una sonrisa.
Jesús, el mocoso
está tan cerca y huele tan bien que Jaejoong tiene que esforzarse para pensar.
- Eso no es muy
justo, tú ya sabes mi nombre.
- Es un chantaje -
el chico le admite con total descaro - pero si eso hace que te vea otra vez,
bienvenido sea.
Jaejoong abre y
cierra su boca un par de veces.
- Vale - Jaejoong le
dice. Esperen, Dios, ¿qué está haciendo? ¿En qué esta pensando? Él no quería ni
ver a este tipo de nuevo, ha renunciado a las relaciones, ¿qué demonios hace aceptando
salir con éste chiquillo de nuevo? – Quiero decir, vale, voy a pensarlo – se
corrige.
- Jesucristo, eres
aún más sexy cuando te haces el difícil – le dice el castaño con tanta sinceridad
y admiración que Jaejoong casi se siente como si no pudiera respirar.
- No es muy justo que
vayas utilizando toda la fuerza de tu encanto en mí – Jaejoong le acusa
intentando controlar el color de sus mejillas.
- Oh, esa no es toda
su fuerza, Jaejoong, esta sería la fuerza completa.
El chico camina un
paso hacia él y cuando está a punto de dar el segundo, el celular en los
bolsillos de su pantalón comienza a sonar. El castaño rueda los ojos.
- Pete – responde llevándose
el aparato a los oídos - ¿has terminado ya? Correcto, bien dame 15 minutos.
El móvil del castaño
vuelve a sus bolsillos traseros.
- Maldición – le oye
susurrar.
Jaejoong se pregunta
si el chiquillo suele vociferar todo lo que siente sin reparos.
- ¿El deber llama,
supongo? – Jaejoong le dice para hacer de esta despedida lo menos extraña
posible.
- Me gusta mi
trabajo – el castaño le dice.
- Ve – le dice Kim,
entonces.
Max frunce los labios.
- ¿Puedo tomar
prestado tu móvil?
- ¿Qué?
- Préstame tú móvil,
por un segundo.
Jaejoong no sabe
porque es que le obedece, pero lo hace al fin y al cabo.
El chico lo toma
suavemente de sus manos mientras retrocede un poco, para bloquearle la mirada
de la pantalla.
- Este es mi número
- le dice, comenzando a teclear sobre la pantalla - cuando estés listo,
llámame.
Procede luego a
regresarle el teléfono a su dueño, invadiendo su espacio personal de nuevo, sus
dedos tocan los de Kim cuando presiona el teléfono en la palma de sus manos, se
toma su tiempo allí, sosteniéndole la mirada por un largo rato, tanto que
Jaejoong siente como si fuera a quemarse con la intensidad de la misma, la boca
del chico está tan cerca de la suya, pero de pronto el castaño vuelve su rostro
a un lado, dejando que su mejilla deslice junto a la de Kim.
Labios tentadoramente
cerca del oído del mayor.
- Ya nos veremos,
Jaejoong - le susurra antes de deja ir el
teléfono y volverse hacia la acera para comenzar a alejarse a pasos cortos.
Jaejoong toma unos
largos minutos para recomponerse, para ordenar su cabeza en torno a todo lo que
acaba de suceder y cuando lo hace, aun sintiéndose un poco débil en las
rodillas. El castaño ya se ha perdido de vista.
Jaejoong sigue sin
poder creerlo. Inhala profundamente para calmarse y levanta el móvil hacia sus
ojos para mirar la información de contacto que el chico ha dejado en su teléfono.
Espera leer 'Rachel' o quizás 'Max' pero inexplicablemente en su lugar hay sólo
una 'C' y nada más.
¿La primera inicial
de su nombre? Jaejoong se pregunta. ¿Carlos, César, Chris...Coby?
Podría ser
cualquiera de cientos de nombres, Kim piensa, derrotado. No es como que le
importe, de todos modos, porque en definitiva no va a verle de nuevo.
Aún así. Le
has vuelto a encontrar, aquí de todos los lugares. ¿No crees que eso es mucha
coincidencia? – una voz le dice en su cabeza.
Kim sacude muy lejos
la impertinencia. Érase una vez, hace mucho tiempo. Antes, cuando todavía creía
en los cuentos de hadas. Pero las cosas han cambiado ahora y él no está
llamando a ese chico, jamás. Llamarlo solo abriría la puerta, de nuevo, lo arruinaría
todo.
Demonios. Esto es
algo que no puede nunca contarle a Junsu o a Yoochun. Lo que necesita hacer ahora
es simplemente borrar este número y seguir adelante con su vida como si esto
nunca hubiera pasado.