Capítulo 5
La vida solo continua, entiendes el lunes por la mañana. Junsu viene hablándote de Dios sabrá qué moviendo las manos, tratando de explicarte como probablemente algún idiota le cerró de camino acá, tu asientes, él continua, y continuará por un buen rato así que enrollas tu tenedor entre los fideos con cuidado, tienes una camiseta blanca y las manchas de pasta de tomate y queso son unas perras a la hora de lavar.
Diez minutos después y Junsu aún no se da cuenta que estás viendo la televisión detrás de su cabeza, has sido siempre un buen actor para casos como estos. Hay quien diría que hubieras tenido futuro como actor, tienes un bonito rostro, una buena talla, con los correctos contactos quizás ahora te estarías codeando con ese Kim Jaejoong al que están entrevistando acerca de su nuevo libro a través de la pantalla. Quizás tendrías su jaguar, demonios, quien sabe si uno más caro incluso. Pero sería un absurdo y lo sabes.
Ser un diseñador gráfico es parte de tu persona a este punto. Parte de lo que te hace tú.
Y te permite tu pequeño Toyota, te permite un departamento en una zona acomodada y tranquila, almuerzos de calidad y con la correcta administración vacaciones fuera una vez al año.
No puedes quejarte. No podrías haberte acostumbrado a las cámaras de todos modos.
Jaejoong sonríe ante la pregunta que acaban de hacerle y te preguntas si alguna vez volverás a ver esos dientes blancos tan de cerca de nuevo. Probablemente no. Si el chico es inteligente ya debería haber sacado la orden de restricción contra tu persona.
“Bastante guapo ¿no?” Junsu te interrumpe cansado de esperar que le tomes atención.
“Lo es,” admites, porque es la verdad al fin y al cabo.
Junsu te rueda los ojos por tu sinvergüencería y voltea el cuello para escuchar al pelinegro y al reportero y entender de qué va todo.
“Tiene buena pinta pero mi favorita siempre será noches de brisa cálida.”
“No sabías que eras fan,” le dices sorprendido.
“Es mi dulce pecado, no me juzgues, además el chico está guapo, me da la excusa perfecta para ver sus lindas manos en las firmas de libros”
“Nada aterrador, pero que ¿acaso no viven en el mismo vecindario?”
“¿Qué sepas eso no es aterrador? pero sí, ¿y cómo lo sabes?”
“¿Recuerdas al chico que me sacó de la comisaría?”
“¡NO!”
“Sí.”
“Por la chucha,” Junsu deja sus tallarines y te mira con ojos muy abiertos, “¿y cómo fue?”
“No mucho, le eché a perder la bufanda, le compré una nueva, conocí a su novio.”
Junsu se atora en su coca cola.
“Oh por dios nadie sabe de esto ¿Quién es? Tienes que decirme, oh dios.”
Le alzas una ceja, él no se molesta en pretender. Te pega incluso en el brazo para que prosigas, quizás no sea información que debas ir divulgando, Jaejoong nunca intentó comprar tu silencio pero Junsu tampoco es un bocazas.
“Era un tipo de rulos negros, YooHyun, YooWun algo por el estilo.”
“¿Park Yoochun? ¿El reportero del 5?” Junsu te pregunta como si nunca se la hubiese visto venir, y tú te preguntas a la vez cuanta TV basura el chico ve en su tiempo libre.
“Eso creo.”
“Oh dios esto es grande, Changmin, muy grande.”
“Bueno, no es que Jaejoong m haya pedido que me guarde nada pero si es que no es algo público no creo que sea prudente ir divulgándolo.”
“¿Cómo te atreves a insinuar que yo haría tal cosa? Además, prefiero ser de las pocas personas que saben…me hace sentir especial.”
“Tú necesitas terapia,” te ríes, llevándote otro poco de tallarines a la boca.
Jaejoong se despide de sus fans con una sonrisa muy blanca pero algo cohibida. Y dios te juzgue mil veces pero no le hayas marica sino un tanto encantador.
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Junsu te invita a su casa el fin de semana siguiente. Tú no estás tan seguro de toda la cosa. No te han notificado ninguna orden de restricción. Pero no sé ¿es demasiado pronto para tentarle a llamar a su abogado?
Para llegar al conjunto de Junsu tienes que pasar las B que es donde vive el escritor y si miras de reojo el porche nadie está a tu costado para juzgarte.
Junsu te sonríe en la puerta y empiezas a empezar que demasiada cordialidad debe tener alguna razón oculta, y razón tienes, porque a los 15 minutos del Bayern contra Barcelona y la mitad de una cerveza Junsu ha agotado la última de tus paciencias con sus miraditas.
“Dímelo de una puta vez,” le siseas.
Junsu se remueve en su sillón como un niño pequeño, uno muy gordo.
“Tengo reservaciones para el 50.”
“¿De cuándo acá te volviste mi sugar daddy? Y solo para aclararlo, no estoy acostándome contigo.”
“Cierra el pico Shim, y son para hoy.”
“No voy a negarme a comida gratis, Kim, pero debiste avisarme para vestirme un poco mejor, yo solo digo ¿y qué demonios vamos a hacer con estas?” le preguntas alzando con dos dedos el sixpack con cuatro botellas restantes.
“Podemos conservarlas para el próxima partido.”
“Como sea, estas prestándome una de tus camisas caras,” le dices ya de camino a su armario.
“Ahm Jaejoong está también invitado,” te dice cuando ya estas con el polo a mitad de tus brazos y cabeza.
Si es que no apareces en las 1000 maneras de morir es porque o es demasiado patético o definitivamente Dios existe.
“¿QUÉ?”
“Digamos que nos cruzamos un poco más seguido esta última semana y él es bastante amble y bueno, no sé me animé a hablarle un poco más y me contó que estaba escribiendo un nuevo libro inspirado en una anécdota un poco sacada de los pelos que tuvo hace poco con un chico que se rompió la nariz contra un poste y luego terminó en la carceleta.”
Tu cuerpo entero arde en humillación. Se convulsiona en realidad.
Junsu te pregunta si estás bien del otro lado de la puerta y no respondes porque no lo estás, porque vas a descuartizarlo, meterlo en una valija y tirarlo al mar.
“¿PORQUE?”
Le preguntas luego de que entiendes que matarle no va a solucionar nada pero es que quieres saber ¿Qué le hiciste para que te haga esto?
“No quiero que me malinterpretes Changmin, pero no sé dime ¿no es muy extraño conocer a alguien de ese modo? Quizás deban conocerse, ¿ser amigos? Quizás Jaejoong está destinado a conocerme y dejar a Yoochun por mí. Vale, bromeo, pero ¿entiendes a lo que me refiero? Y sabía que tú no ibas a hacer nada por esto así que le dije que conocía a alguien que había pasado por algo similar que iríamos al 50 a cenar hoy y que si nos acompañaba y compartían la anécdota quizás sacaba un poco más de material para su libro.”
“Estás demente Junsu, ¡Jaejoong me odia!”
“No parecía odiarte,” tus ojos son expresivos como respuesta, “lo digo en serio.”
“¡¿Que hablas?! Probablemente tiene una orden en mi contra.”
“Si te odiara tanto no creo que escribiría sobre ti, Changmin, está escribiendo sobre ti.”
Te mareas de solo pensarlo, es que ¿qué?
“No podemos plantarle,” Junsu te suplica, “¿Quién planta a Kim Jaejoong?”.
La imagen de un rímel corrido te traspasa el cráneo cual arpón. Todo esto es demasiado, lo que deberías es estar en el maldito sofá viendo el partido y bebiendo cerveza. No, considerando lo inconsiderable.
¿Y qué si cómo le conociste fue lo más subnormal del mundo, la casualidad más improbable? Eso no significa que deban verse de nuevo ¿no?
¿No?
“Voy a pedirme lo más caro en el menú,” le informas saliendo del vestidor, enojadísimo, con una camisa blanca que va con tus jeans y los zapatos negros.
Junsu asiente como si lo hubiera estado esperando.
“Hoy y el resto de la semana,” le informas.
El vuelve a asentir y tú te coges otra de las cervezas del sixpack y te la zampas de una mientras el que se hace llamar tu amigo entra a cambiarse también.
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“Esto es tan, tan mala idea,” le juras cuando los de la puerta están retirándoles los sacos.
“Lo siento,” Junsu susurra y luce un poco avergonzado a decir verdades así que suspiras porque ese Kim es idiota a veces y esto no es nada con maña pero Dios, no sabes si vas a poder con todo esto.
Nunca has sido tan sinvergüenza en tu vida.
Caminan hasta la mesa y ves el cabello negro de Jaejoong, lacio e impecable como en la tele, como hace tres semanas. Las ganas de pegar la media vuelta te asfixian con cada paso que das.
“Jaejoong,” Junsu le llama.
El susodicho voltea al escuchar su nombre, una sonrisa cordial sobre sus labios, ojos negros muy chinos hasta que reparan en ti. Actuaremos como si esto fuera una total coincidencia, Junsu te dijo de camino aquí. La cara de Jaejoong es un poema.
“Jaejoong este es...”
Junsu no puede terminar porque Jaejoong está partiéndose de la risa, a carcajadas puras, de la manera desinhibida y fuerte que hace que muchas cabecitas volteen curiosas. Jaejoong se lleva las manos a la cara tratando de detenerse y vale, esa no era la reacción que esperabas.
“Tienes que estarme bromeando,” continúa riéndose, tiene que llevarse una mano al estómago incluso, “compañero, te digo, creo que firmé algún tipo de contrato vitalicio al cruzar la pista porque si no me lo explico.”
Junsu está tan encantado y pensando quien sabe qué, porque tiene una sonrisa del tamaño del Everest, aparentemente ha olvidado todo el plan de aproche que habían maquinado de camino aquí.
“Oh Junsu no debes tener idea pero conozco a tu amigo,” le dice para luego volverse hacia ti y abrazarte con ambos de sus brazos, como si fueras algo así como su amigo.
Y es raro ¿ya? Pero sus brazos son algo confortables de ese modo.
Cuando su cuerpo se aleja de ti y su sonrisa y sus ojos te encaran, su voz te pregunta, “como va ese tabique Changeol.”
No puedes evitarlo la comisura de tu labio izquierdo se levanta.
Junsu hace una paupérrima muestra de sus habilidades actorales cuando les pregunta “¿se conocen?”
Es tan gracioso que te da ganas de partirle la cara.
“La noche más embarazosa de mi vida,” admites, porque es el resumen y no piensas volver a repasarlo punto por punto.
Junsu abre exageradamente la boca y Jaejoong es un pobre ingenuo porque se lo traga todo desde el “noooo, o sea ¿ustedes?”.
Para cuando están sentaditos los tres, con sus respectivos platos sobre la mesa y le has recordado que tu nombre es Changmin lo cuál muy probablemente le ha salido por el otro oído porque esa es fácilmente la décima vez que lo haces, han terminado la parte embarazosa para ti, porque ambos se han divertido ya recordándote la pesadilla pero desde otro punto de vista, todo un bestseller será. A las chicas les gustan las tonterías.
“¿Sabes?” Jaejoong les dice después de limpiarse los labios con el pañuelo, con impecables gestos, “estaba teniendo problemas con volver a unirlos, digo él es de un círculo social tan diferente y ella es tan orgullosa pero aquí está,” les dice señalándolos a ambos con sus dos brazos, sus ojos negros brillan como los de un niño pequeño y entonces lo sabes, no es la cara, ni el pelo o el cuerpo, es él, es esto lo que ama y es por lo que es tan bueno, este niño merece cada pequeño pedazo de éxito que recibe y tú eres un asco por haber pensado lo contrario.
La sonrisa se te borra cuando procesas la información y entiendes que serás la chica.
“¿Soy la chica?” preguntas/te atragantas.
Junsu te pasa una servilleta, tú le golpeas la mano.
Jaejoong asiente.
“No espera ¿no tengo algo que decir como la otra parte? Digo, no sé como ¿por qué?”
“Bueno, lo pensé mucho, en realidad, pero sí, definitivamente pasivo.”
Junsu no se tira el vino encima porque tiene buenos reflejos.
“Changmin no es gay,” Junsu le dice.
Jaejoong asiente.
“Lo sé, me refiero a que hipotéticamente hablando ya sabes.”
Junsu asiente como de acuerdo.
Tú alzas ambos brazos rendido.
“Oh vamos, demasiado machito para tomarlo pero no para sujetarme la mano en un hospital,” Jaejoong te dice juzgándote y burlándose de ti con sus cejas.
“¡Tenía los senos paranasales al aire!” te defiendes, pero la risa se te mezcla con el argumento.
“Oh sí, senos muy macho,” Junsu te codea.
Tú le golpeas al hombro.
“Así que dime un poco más de mi niña, ¿qué demonios la volvió tan orgullosa?”
“Infancia difícil,” Junsu le responde con pesar negando con la cabeza.
“Ya veo,” Jaejoong te mira asintiendo, mano derecha soportando la mejilla del mismo lado.
Te azoras un poco pero respondes igual.
“Uno: mi infancia fue de las pocas, mi madre y mi padre se aman tanto que debo avisar antes de entrar a cualquier habitación de mi ex casa cuando les visito, dos: el orgullo viene del esfuerzo, clase media, abeja trabajadora.”
“En resumen mi niña está tan maravillada por la belleza del hombre que conoció una noche de verano que su mecanismo de defensa es hacerse la ruda.”
Junsu prácticamente chilla de la emoción.
Tú no estás tan encantado, “eso o el hombre es un verdadero cretino que se cree la octava maravilla.”
“Ahí va, la rudeza de nuevo.”
Inspiras el aire para no gritar y hundirte aún más. Jaejoong te sonríe. Dios ¿no puede mirar a otro sitio?
“Honestamente Junsu, no pudiste estar más correcto,” le dice al rubio a tu lado izquierdo, “esto va a ser definitivamente productivo, saber más de mi niña hará la historia más genuina.”
Tú gruñes en tu copa de vino.
Jaejoong te guiña un ojo.
“Les acompañaría por más tiempo, pero debo estar en el lobby del plaza a las 9 en punto, esto de ser escritor viene con agenda, ha sido una cena encantadora, quién diría que volveríamos a cruzarnos así Changeol, volveremos a vernos pronto.”
Cuando Kim se pone en pie ya hay alguien detrás de él poniéndole el saco sobre los hombros, les dirige una última sonrisa para luego dirigirse al auto que le espera fuera seguramente.
Ambos voltean la mirada cuando Jaejoong desaparece de la vista.
“Pues eso salió bien ¿no te parece?” Junsu te pregunta con una sonrisa débil.
“Un mes Junsu,” le dices terminándote tu copa de vino, “me pagarás los almuerzos por un mes completo.”
Junsu solo asiente.
Es lo único que puede hacer.
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