MOSH (CAPÍTULO 14)



Nuevas perspectivas.

La alarma suena 7 en punto y Changmin es consciente de cada nervio componente de su economía, el cuerpo le tiembla de haber dormido cero horas y ningún puto segundo. Los ojos le lagrimean de haber visto tanto tiempo el blanco de su techo. El cuello lo tiene torcido y el dolor en su espalda es una perra.

Necesita ponerse en pie ya. Pero el cuerpo sigue sin obedecerle. Quizás lo que dicta su cerebro a estas alturas son solo consejos y no órdenes. Quizás el resto de su ser a entrado en huelga, quien demonios sabe. Lo que Shim sabe es que debería levantar el brazo, llamar a la oficina y excusarse. Puede permitirse eso a estas alturas de su carrera, pero ¿qué va a hacer? Pasar un segundo más sobre ese colchón claramente no va a dar frutos y deambular por su casa va a provocarle como mínimo una neurosis.


La alarma vuelve a sonar. 7:05 de seguro ¿Jaejoong se habría ido ya?

Muy posiblemente.

Changmin estira la mano para coger el reloj que tiene en su mesa de noche y apagarlo antes de que las 7:10 le gane. Vale, guapo. Arriba. Se dice

El abogado lleva sus piernas a un lado como mejor puede y está parándose sobre ambas al segundo siguiente.

“Mierda,” jura entonces, llevándose una mano a la nuca porque el día va a ser justamente eso, una total mierda.

No intenta ni siquiera verse al espejo. No tiene caso. Así que camina arrastrando los pies hacia la puerta de su habitación y la empuja sin mayor preámbulo, saliendo en bata y los pantalones de su pijama, necesita una ducha urgentemente pero antes algo que calme sus jugos gástricos. Así que modifica su ruta y continúa a lo largo del pasillo.

Jaejoong está con delantal, cafetera y waffles en mano cuando Changmin entra en la habitación.

Hay ojeras bajo los ojos bonitos del niño. Changmin se pregunta de qué tamaño serán las suyas.

“Buenos días,” intenta. Porque no quiere estirar la escena con silencio y porque ha dormido mierda y todo le importa muy poco, que venga lo que venga o lo que puta sea.

Jaejoong solo le observa por un pequeño segundo mientras termina de servir café en una segunda taza.

“Bueno días,” le responde, “tengo clases temprano, así que,” alza ambos brazos como intentando hacer la referencia.

¿Así que harán como si nada? Pues bien.

“Al que madruga Dios le ayuda,” Changmin comenta.

“No es tan temprano, en realidad,” el chiquillo le refuta.

“Sí, bueno,” Changmin le dice esperando los segundos socialmente aceptables para pegar la  media vuelta.

“¿No vas a comer?” Jaejoong le detiene antes de que dé un paso más.

“Pensaba ducharme primero,” Changmin voltea a decirle.

“Bueno va enfriarse y no estaré aquí para calentarlo.”

Soy perfectamente capaz de usar el microondas es lo que Changmin piensa pero no dice, en vez solo balbucea un “vale.” Y se deja caer en la silla que tiene más cerca. Jaejoong procede a tomar la que está al frente. Y pues están desayunando. No es muy diferente a como ha sido la dinámica las últimas semanas, Changmin piensa, y es cuando finalmente lo entiende.

No era sólo él. Nunca fue solo él.

El móvil de Jaejoong empieza a sonar, interrumpiendo sus deslumbrantes deducciones. El chico se lleva la mano al par de apretados jeans en los que se ha metido esta mañana y el aparato le da las gracias cuando ha dejado de ser torturado así. Kim se lleva el móvil entre el hombro y la oreja izquierda y continúa mezclando su café.

“¿Bueno? Ahm estaré allá como en 30 como máximo ¿por? ¿Qué hablas? ¿Conseguiste la aprobación? ¿Cómo? ¡Pues iba siendo la maldita hora! Vale, jajaja, se lo meteré por el culo como no me apruebe a mí, las mías son mil veces mejores que lo que te empeñas en llamar proyecto final jajaja. Estoy en la puerta justo ahora. Sí. Que en 30 hombre. Te veo en sala, yo te llamo llegando. Vale.”

Jaejoong termina la comunicación con una sonrisa.

Changmin intenta imitarle el gesto alucinado y Jaejoong le entorna los ojos pero sin dejar de sonreír. Y con eso el chico está depositando su vajilla en el lavadero y corriendo a su cuarto por su mochila.

“Me encargaré de esto al volver,” le dice, parándose torpemente de la silla y prácticamente pateándola a un lado.

“Mmm,” Changmin le dice.

El chico está cerrandose la casaca entonces, volteando sobre sus talones y colgándose el morral que había dejado colgando de la silla ahora en su espalda.

“Me estoy…”

“Si, si, si,” Shim le hace un gesto con una mano.

La puerta se está abriendo y cerrando para cuando el castaño está dejando ambos de sus trastes en el lavadero.

¿Qué se supone que haga ahora?

Su móvil empieza a sonar. Changmin observa la pantalla. Es su secretaria…


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“Dame y no tengas misericordia,” es el hola de esa tarde que Yoochun le dirige con una bolsa de comida entre las manos.

“Son costillas, tus favoritas,” le dice a su amigo poniéndote la bolsa sobre la mesa y resolviendo el misterio.

“Para que te separes de tu muy embarazada esposa, esto debe ser bastante importante,” es todo lo que Changmin puede decirle.

Yoochun sonríe, tomando asiento y arrimando la silla lo más cerca que puede a la mesa del despacho de Changmin. Entrelazando sus dedos dramáticamente y apoyando sobre ambas de sus manos su mentón. Tiene una sonrisa tan grande en toda la cara que Changmin se pregunta cómo es que no se le ha partido en dos.

“Aterrador,” Changmin toce en su mano.

“Te la paso porque hoy es un muy buen día,” Yoochun se limita a decirle.

“¿Así? ¿Y qué día es? Si se me permite preguntar.”

“Oh tú y tu modestia. Siempre supe que serían buenos para el otro. Puedo ver al fin los resultados y me pone feliz como no puedo decirte.”

Changmin está perdido entre buscarle el significado apropiado a lo que Yoochun está intentando decirle ¿hacerle bien a quién? ¿Con quién? ¿Jaejoong? Oh mierda ¡Jaejoong! ¿El chico le ha dicho algo? Y si es así ¿qué?

“Ahm.”

“Está bien, no tienes que entrar en detalles. Quiero decirte que estaré ayudándole cuanto pueda y haré que todo esté bien no tienes que preocuparte. Y bueno con respecto a ti. Heebin y yo estamos sopesando candidatos y te avisaremos las fechas así que trata de hacernos espacios en tu agenda ¿vale?”

Changmin asiente. Porque cuando no entiendes a Yoochun lo mejor que puedes hacer es decir “vale” y luego asentir muchas veces.

Yoochun aplaude entonces, poniéndose de pie enérgicamente y dándose una pequeña vuelta como bailando.

“Pues entonces no te robo más tiempo sé que debes estar ocupadísimo siendo snob y todo eso.”

“¿Dirás haciendo mi trabajo?”

“Dije eso mismo.”

Shim inspira por la nariz, esa es una batalla perdida así que no va a molestarse en refutar. El pelinegro camina hacia la puerta y cuando la abre voltea hacia él, Changmin alza la mirada del delicioso aroma que despiden las costillas y alza las cejas para preguntarle “¿qué?”

El pelinegro niega con la cabeza, “puede que no me creas pero este tipo de cosas sí se recompensan ¿sabes?” le dice, sus ojos lucen verdaderamente felices, “ese paso que le has ayudado a hacer no es uno sencillo y no hay quien lo sepa mejor que tú y la verdad Changmin, es que no puedo ni siquiera expresar con palabras como esto me, no sé ¿llena? Quiero decir, vale, no voy a mentirte me apena que no haya terminado como quizás lo pensé pero ¡hey! Es la amistad la que nunca se termina ¿no? Y supongo que no era tan así como yo creía pero no lo sé todo ¿no? Lo que importa es que sí se hicieron bien después de todo, así que voy a tomarlo, demonios, lo festejo incluso.”

Changmin pagaría por ver su rostro de desconcierto total en estos momentos.

“Me dijo que tú le ayudarías a mudarse así que no estaré de cotilla pero dile que pasaré a visitarle en la semana, así que asee un poco, de paso te llevaré la torta que Heebin ha prometido va a prepararte.”

Changmin no puede hacer más que volver a asentir e intentar esbozar una sonrisa.

“Bien entonces, nos estamos viendo.”

Changmin vuelve a asentir y Park está cerrando la puerta detrás de sí mismo al segundo siguiente.


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Teorías son lo que Changmin tiene en su cabeza en el camino a casa. Tres o cuatro con referente a lo que Yoochun le ha dicho. Hay puntos claros, otros a los que ha tenido que poner explicación y otros a los que simplemente ¿qué carajos?

Así que va a mudarse.

Su estómago no está tan a gusto con la idea. Pero lo cierto es que era una posibilidad que había sopesado en todo el tiempo en el que había estado tirado sobre su cama toda la madrugada, pero se había sentido más a pensamiento que a realidad…

Jaejoong sentía algo por él. Algo a lo que no iba a ponerle nombre pero que pesaba lo suficiente para causarle celos. Para empujarle tanto y con esa desesperación. Y reconocerlo era algo así como el salbutamol, le abría las vías respiratorias, le hacía sentirse vivo, en alta definición. Ajeno a su realidad de siempre, fuera de la maldita dimensión, fuera de la vía láctea. Y wow. Quizás Changmin sí que sentía algo por ese chico también. Algo que escapaba a la mera satisfacción de saberse capaz de atraer a la sexualidad hecha persona.

Dios santísimo, ¿y ahora qué?

Tiene tres cuadras a la mucho hasta llegar a su casa y va en su coche. Aún no es de noche, ha salido temprano porque finalmente el cuerpo lo tenía hecho pedazos y necesitaba descansar con urgencia.

Piensa en pegar la siesta ahí. En su auto. Pero ciertas memorias le toman  desprevenido y tiene tan solo que bajarse de allí.

Para cuando introduce la llave y abre la puerta puede visualizar la puerta de la habitación del menor, abierta; cosa inusual y que le comprueba que probablemente el chico esté dentro haciendo lo que Yoochun le ha avisado temprano en su oficina. El castaño tira su portafolio sobre el mueble y se desata la corbata de un tirón.

Va a necesitar café para esto, así que se dirige a la cocina tratando de ganarse algo de tiempo y se sirve una buena taza. Termina sacándose el saco y dejándolo encima de alguna repisa.

Toma un buen sorbo y disfruta del delicioso sabor y la calidez del soluto conforme atraviesa su garganta. Parado desde el umbral de la cocina aún puede visualizar la habitación abierta de Kim. No hay escape de esta por mucho que continúe mirando y mirando. Así que Shim inspira con fuerza el aire que parece querer escapársele y se lanza hacia la habitación antes que su cobardía empiece a estrujarle las pelotas.

“¿Vas a algún sitio?” le pregunta

Jaejoong salta en su sitio y cae de trasero al piso. Estaba de cuclillas antes de que Changmin entrara a pegarle el susto de su vida. Se evidencia en la maldición que se le escapa entre dientes. Changmin intenta no reír.

Jaejoong no suelta ninguna afirmación estúpida como “me pegaste un buen susto o ¿qué no sabes tocar?” Tan solo se pone en pie y se sacude el trasero como si se lo hubiera ensuciado al caer.

“No iba a vivir por siempre contigo ¿no?” le dice llevándose las manos a la cintura y suspirando del cansancio, “ya iba siendo hora de ponerme en marcha de nuevo, estoy listo.”

Reconocimiento cruza el rostro del castaño.

“Me alegro,” termina diciéndole con toda la honestidad con la que se expresa a no más de un puñado de personas.

Los ojos negros le miran. Changmin le dirige una sonrisa débil. Jaejoong frunce los labios mientras asiente. El ambiente no se siente extraño, si nada ambos están bastante calmos a esos 2 o 3 metros de distancia. Pero la verdad no dicha es que Changmin no quiere que se vaya. Ahora más que nada.

La frase: sabía que eran algo bueno, de Yoochun danza en cada rincón de su cerebro.

“¿Y bien? ¿Vas a ayudarme con las cajas o vas a quedarte ahí mirándome el trasero?”

“Pues no sé,” Changmin se inclina a un lado chequeándole evidentemente de arriba abajo.

El menor intenta lanzarle una de las cajas sin formar por la cabeza pero el poco peso de la misma no le deja llegar muy lejos. Changmin suspira.

“No tienes que irte ¿sabes?” le dice empujándose del umbral de la puerta para entrar propiamente en la habitación, tiene el café que se ha preparado en la cocina en manos y lo deposita en la especie de librero que encuentra a su derecha, no había notado los cambios de Jaejoong en su cuarto de huéspedes hasta ahora que ese mismo Jaejoong las ha devuelto a su estado original.

“No trato de iniciar ninguna pelea Changmin, pero pienso totalmente diferente.”

Changmin se muerde la lengua. Encogiéndose de hombros procede a agacharse a recoger el pedazo de cartón y forma la caja para ayudarle a meter sus pertenencias dentro. Será la mudanza más patética del mundo, Shim piensa, tener que cruzar la pista y ya.

Lo entiende ¿vale? Jaejoong no se está yendo al otro lado del universo pero Changmin lo sabe. Que el momento en el que el hombre salga por esa puerta volver a verle dependerá de si Jaejoong lo quiere o no. Y dado que se está yendo de aquí después de aquellos eventos no tiene que ser adivino para saber lo que pasará y eso le deja un sinsabor en la lengua.

“No creo que sea necesario sellarlas digo,” el chico hace una mueca señalando su casa que se deja ver por la ventana.

Se ha hecho una coleta atrás y sus ojos parecen más chinos que de costumbre, Changmin se pregunta la forma que tomarán en esos segundos al despertarse por la mañana. Hablando de mañanas ¿y ahora qué? Aparte de mover las cajas cruzando la pista, claro ¿Quién va a hacerle el desayuno a partir de hoy? Ya se ha malacostumbrado a tener mucama. Quizás deba contratar una pero el riesgo de que sus preferencias sexuales sean comidilla de todos es algo que siempre le ha atado de manos en ese sentido.

El muchacho suspira por quinta vez y Jaejoong se ríe.

“Cualquiera pensaría que no quieres que me vaya,” le dice terminando de cerrar la aparentemente última caja.

“No quiero que te vayas,” Changmin le responde casi sin pensarlo.

A Jaejoong la sonrisa le desaparece trágicamente. Changmin suspira, “ahora voy a necesitar de una nana,” elabora. Para que el muchacho que tiene en frente no entre en trance, Jaejoong asiente sin mirarle a la cara, cargando una caja de las apenas tres con ambos de sus brazos.

“Bien supongo que iré moviendo todo esto.”

“Vale, yo llevaré esta.”

“Bien.”

Changmin semi-sonríe, “bien,” le remeda.

Jaejoong estira una pequeña sonrisa entonces, “bien,” vuelve a decirle tozudamente.

“Bien,” Changmin vuelve a repetirle cuando están cruzando ya el umbral de la puerta principal y Jaejoong no puede reprimir una risita.

Changmin se siente sonreír de la forma no atractiva al oírle, arrugando la nariz y probablemente cada músculo que compone su cara, pero no puede evitarlo o quiere por último. Está diciendo adiós y no hay mejor forma que esta ¿no?


La calle está pintada de naranja, son las 6 después de todo y quizás esta sea una de esas memorias a guardar y recordar cuando viejo. Como prueba de que estuvo algún momento aquí, enamorado así de perdidamente de alguien, de este bello chico cruzando la calle.



CONVERSATION

3 comentarios:

  1. :( Como pueden ser tan imbeciles los dos? Kimmy, hasta me puse triste~~~ Por que?!!! Por que son así????? Arregla este desastre, te lo ordeno!!! Por favor???! Hahaha Te amo! ♡♡♡

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  2. wshakdhksajdhksahdsajd ajj rayos... esto me ha puesto feeling.... jodido Changmin ... por que tienes que ser asi??... inche inche!! xDD.. te amo <3 *;; ... por dios.. este par de idiotas en serio... ;w;.... HAGAN ALGO!!! .. kajshdkjasd kimy.. conti ;; please!!

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  3. Los dos son personas tercas y se quieren engañar asi mismos TT.TT...Siento como que Changmin ya quiere pero la actitud de Jae se lo impide....mas celos!! y que Jae reclame lo que es suyo...No quiero que se separen TT.TTT

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