MOSH [15/20]

Retrocede sus pasos en muchos de sus sueños, en sus utopías de más de un par de horas si es que de un buen día se trata. Retrocede en el mundo, a través del espacio y el tiempo, hasta poder sentir piel suave bajo sus dedos. Lunares y tatuajes empapados en sudor, en buen sexo y entonces despierta. Abre los ojos a un techo blanco, a una habitación de huéspedes vacía y Changmin no puede mentirse, esto le duele y honestamente ha llegado al punto en que no sabe qué hacer para que deje de hacerlo.

Y es que extrañar a Jaejoong es como una enfermedad. Le trae convaleciente, al mismísimo límite. Sus toxinas se han diseminado a su cerebro, pulmones y corazón en tiempo record. Le ha pegado con todos sus síntomas desde el día uno, desde el segundo mismo en que volvió a su casa y cerró la puerta tras de sí.

Es un mal desesperante pero es contenible al fin y al cabo. Sí, esto goza de una cura y si bien el tratamiento no necesita de drogas experimentales o pinchazos en la madre, de lo que necesita es valor y a Changmin aquello no le abunda precisamente.

De manera que decide negarse al tratamiento. Insiste en ser el mártir que describa la historia natural de tan alarmante enfermedad hasta su último momento. Pretende o bien convalecer hasta la muerte o quizás en una probabilidad considerablemente más imposible, volverse inmune.

Inmune a este amor por Kim Jaejoong que le ha puesto todo tan de cabeza.

Pero el proceso como todo lo que es significativo en esta vida va a tomar su tiempo. Uno mucho mayor a los 16 días a los que se acostumbra para las eventuales cicatrices cutáneas porque ciertamente lo suyo es más bien visceral, difuso.

Así que es perfectamente normal que habiendo pasado casi tres semanas desde la mudanza del chiquillo, Changmin no haya alcanzado absolutamente nada. Ni desintoxicar siquiera un pequeño milímetro de su propio corazón, mucho menos los recuerdos fijos en su cerebro.

Y es que su estrategia, por ponerle un nombre, no es exactamente efectiva. Sobrellevarlo en silencio y resistirle hasta que eventualmente el tiempo haga lo suyo puede sonar coherente en teoría pero no cuenta con variables de campo como ese Jaejoong en sus muy sucios sueños o el Jaejoong de su café de las 8 y 30 cada mañana o incluso al que vagabundea por sus pasillos pues tal parece que a ese y a todos los demás lo que Changmin quiere o no les chupa un huevo.

Sumado a eso el que tiene la fuerte esencia a vainilla se niega a bajarse de su maldito auto y ¡carajo! solo… el castaño no sabe de dónde demonios saca el tiempo para pensar siquiera en el chiquillo si últimamente le hacen falta segundos para respirar propiamente siquiera.

Quizás es eso lo que más le enoja. Que realmente no dispone de tiempo para esto. Extrañarle, quiero decir, es época de divorcios y billetes gordos. Tiene filas de clientes en la sala de espera de su oficina. Las comisiones que va a recibir a fin de mes serán enormes por todos los tratos que ha cerrado impecablemente estas últimas semanas.

Porque puede que todo esto de intentar superar a su vecino esté influyendo exponencialmente en la rapidez del crecimiento de su barba y las ojeras de mapache que esconde tras corrector por las mañanas pero tendría que partirle en dos un rayo antes de que alguien pudiera llamarle inútil.

No, el hombre no ha descuidado su trabajo ¿vale? Su auto está siempre estacionándose en su casa pasadas las 12. No que haya alguien ahí para notarlo y que sus escasas horas de sueño nadie va a venir a sobárselas de los hombros – le gusta recordarse. 

Porque es la realidad. De modo que Changmin se ve obligado a intentar sobrellevar todo esto en el silencio pasivo-agresivo de un apartamento en el cual todo cuanto sus ojos ven son superficies donde le ha hecho el amor a un chiquillo.

No es como si tenga una excusa a la mano tampoco – se dice otras veces. Pues la verdad, aunque patética, es que siente que necesita de una para poner un pie en la casa de Kim. Ahora que está propiamente claro en esto de estar enamorado de él y todo.

Necesita de una excusa y una excepcionalmente buena, para no enfrentarse sin escudo a la lascivia vacía que Jaejoong pueda dirigirle si le sorprende en su puerta o peor aún, el desinterés.

Changmin se halla recordándose más veces de las que quisiera que está bien. Porque finalmente Jaejoong no es para él. Que Jaejoong es tan solo un chiquillo. Con muchos problemas encima cabe decir. Que Jaejoong no está justo ahora para nadie más que para sí mismo. Joder con todo lo que le había pasado quizás nunca realmente lo estuviera, ¿y quién podría pedirle lo contrario, no? 

¿Quién era él para pedirle lo contrario?

Jaejoong bien podría mandarle a rodar por su solo atrevimiento, por su maldito nervio. “Pretencioso hijo de puta,” serían sus palabras, “¿qué mierda sabes tú de mí?”

Y la respuesta Changmin la sabe, es casi nada. Lo que sabe es prácticamente nada. Pero aun así casi nada le ha bastado para quererle. Casi nada ha sido más que suficiente para llegar a amarle.

La cuarta semana pasa igual de fría que la puta Antártida...

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Un viernes por la tarde el discursillo que Yoochun le dio el mes atrás empieza a tomar sentido. Y todo es solo tan jodidamente cliché que a Changmin le entran ganas de arrancarse los pulmones de los bronquios. Básicamente Yoochun está frente a él sonrisa grande y fotos en sus manos, mientras exagera todo el esfuerzo que le ha tomado en colar a los candidatos en los “básicos necesarios” o algo por el estilo.

Las alverjas guisadas en el tenedor del castaño quedan a mitad de camino.

Verán, lo que Changmin ha aprendido a estas alturas de su vida es que con Yoochun hay que proceder con cautela. Si lo que quieres es evitar comprometer tu trasero a sus irracionalidades, así que Changmin le sigue el juego y pronto lo que recibe son fotografías de tres extremadamente apuestos muchachos, dos de ellos mayores que él por unos dos años y uno menor por unos tres, según lo que lee en la especie de leyenda al lado de sus sonrientes rostros.

“¿Así que dime? ¿Hice muy bien mi trabajo no?” Yoochun le dice bastante pagado de sí mismo.

Por supuesto que mientras todo esto ocurre el castaño intenta ubicar, dentro de su enorme cerebro, el momento en el que fue lo suficiente estúpido para que su lengua le metiera en esto.

Pero no lo encuentra.

Y chico, Shim busca con lupa cada una de sus conversaciones con ese hombre frente a él en los últimos 3 meses. Es más dada la falta de resultados está a punto de dilatar el rango de tiempo en su búsqueda cuando de pronto Park suelta el nombre de aquel chiquillo entre su disparate de palabras “Kim y la concha de su madre de Jaejoong” porque es entonces que el castaño entiende, sin el mejor de los humores, que su vecino quiere que salga con otras personas.

Lo cual no está bien y Changmin estaría jodidamente maldito si pensara sobrellevarlo en silencio.

Sus dedos escogen con total desinterés una de las fotografías y se excusa lo más pronto que puede de modo que Yoochun no pueda leer la expresión dura que sus músculos faciales luchan por mostrar. Sus pies le sacan del restaurante y el frío aire de afuera le golpea la cara con fuerza. Y quizás sea el cambio de temperatura lo que enrojece un poco sus ojos o quizás ese nudo en sus tripas que quieren devolverle todo el almuerzo ahí mismo. Changmin se siente de pronto solo tan exhausto. De todo. No puede creer que esta mierda se haya convertido en su vida. 

Jaejoong solo…

Changmin estaba perfectamente bien sin Jaejoong antes ¿Por qué no podría estar exactamente así de bien ahora sin él? No tiene sentido. Esta no es una película de Nick Cassavetes. En el mundo real nadie se muere de amor pero entonces ¿Por qué mierda siente que se le acaba el aire?

Cuando el castaño camina de regreso a su trabajo, está tarde por casi 40 minutos.

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Coincidentemente, es esa misma noche en la que le ve por primera vez desde la mudanza largas semanas atrás, Changmin va en su auto y sus faros iluminan la figura delgada del menor a lo largo de la acera mientras este camina a su casa, lleva un gorro encima de los mechones rubios, es negro y le tapa prácticamente todo el rostro pero Changmin puede reconocerle ¿cómo no podría? Tiene memorizado cada rincón de ese cuerpo.

Shim no planea saludarle exactamente ¡demonios! para empezar ¿cuáles son sus alternativas aquí exactamente? Lo peor es que resulta inevitable que su auto llegue primero a su destino y honestamente quedarse dentro como un idiota no juega exactamente a su favor así que Changmin hinca sus uñas en el timón mientras estaciona su auto e inspira una bocanada profunda de aire antes de animarse a salir fuera.

Jaejoong está esperándole de pie en la acera de su casa cuando lo hace y a pesar de que hay toda una pista separándoles lo cierto es que Changmin desearía que más bien fuera el Océano pacífico.

“El trabajo debe estar duro,” le dice el chico después de chequear el reloj en su muñeca. Tono casual, una pequeña sonrisa amistosa en sus labios.

Changmin odia lo calmo que luce cuando él por su parte solo quiere romperle en pedazos. Porque finalmente su ridícula y obvia aseveración es acertada. Está bien entrada la madrugada. Changmin no necesita echarle un vistazo a su reloj este es su horario regular después de todo. La verdadera pregunta acá es más bien ¿Y tú qué mierda haces fuera tan tarde? Pero debe recordarse que la vida sexual de aquel chiquillo no es exactamente de su incumbencia y por tanto se debe morder la lengua.

El rubio mete las palmas de sus manos en sus jeans oscuros en busca del calor que su ridícula musculera no puede darle.

Changmin quisiera desaparecer y no querer abrazarle.

“¿No tienes algo que vaya más acorde a la estación, Jaejoong? ¿O es que usar algo con mangas viola alguno de tus códigos?”

Jaejoong solo se encoge de hombros, acariciándose los bíceps con las manos del otro brazo.

“Como sea, yo estoy realmente muerto…” el castaño continúa, ya buscando las llaves de su casa en su llavero como si no supiera de memoria cual es.

“Vaya,” es lo que Jaejoong se apresura a decirle.

Y es solo el tonito ¿vale? Eso y que Changmin está más que dispuesto a pisar el palito si Jaejoong le da las excusas.

“¿Vaya qué?” le exige en total defensiva rebotando sobre sus talones como un felino.

Jaejoong aparentemente no tiene planeado retroceder tampoco porque lo siguiente que le dice es, “oh nada supongo que ahora que no vivimos juntos hablar conmigo por más de medio minuto es innecesario.”

Changmin tiene que hincarse las uñas en las palmas para mantenerse en su sitio.

“Son las 3 menos 10 Jaejoong ¿vas a joderme porque quiera irme a dormir? Además ¿que no tienes frío? Y no es como si fuéramos a hablar de algo que no podamos discutir cualquier otro día ¿o me equivoco?”

“Claro, es que te veo de lunes a domingo,” Jaejoong tiene el nervio de decirle.

Changmin va a necesitar que descienda la virgen María con un balde de agua y se lo tire por la cabeza para bajarle los humos. Porque no ve otra manera de poder hacerlo de lo contrario.

“¿Es que quieres hablar conmigo de algo?” Changmin no grita pero su tono de voz evidencia su irritación.

“No lo sé ¿es que puedo?” Jaejoong le dice alzando también la voz, “porque digo no pareciera que quieras hablar conmigo exactamente, demonios, pareces ni siquiera poder mirarme a la cara.”

“Es que no puedo mirarte a la cara,” Changmin ahora sí le grita. Tirándose el cabello hacia atrás con rabia y respirando elaboradamente del puro cabreo.

“¿Y porque?” Jaejoong le exige en un chillido.

Changmin tuerce los labios sin poder creerlo. Intenta respirar, calmarse algo al menos. Puede sentir su lengua tan llena de espinas dentro de su boca que teme darse a sí mismo cabida de más pero el cabreo es tan potente en su cuerpo.

“Porque voy a partirte la madre si lo hago,” Changmin termina diciéndole sintiéndose enojadísimo consigo mismo por dejarlo así, son hojas y hojas de porqués que debería gritarle y solo…él solo de pronto necesita golpear algo, sus nudillos escosen de la falta de contacto, de dolor, pero esto es mejor – se dice – esto es mejor, así que respira y le ofrece una tregua con lo siguiente, “solo entra a tu casa Jaejoong, déjame en paz.”

Changmin se vuelve sobre sus talones sumamente insatisfecho con su decisión pero finalmente decidido a llevarla a cabo.

La voz de Jaejoong le detiene antes de que pueda dar el tercer paso, sin embargo.

“¿Qué? ¿Es que ya no podremos siquiera decirnos hola? ¿Es eso?”

Y es… Jaejoong se las arregla para sonar indignado. Como si esto fuera culpa de Changmin o algo. Y Changmin…joder Changmin no está hecho de piedra.

“¿Necesitas que te lo explique usando títeres? Mierda, Jaejoong ¿Cuál es tu maldito problema? Joder” su pie se estampa con el basurero de su acera y riega todo en el piso, se lleva ambas manos a la cara sintiéndose tan perdido conforme el plástico rueda por la acera haciendo peor el desastre.

Changmin jura entre dientes. Renunciando a la idea de siquiera intentar remediar en algo aquello. Su cerebro le pide un descanso y amenaza con simplemente apagarse como su dueño no cumpla con sus órdenes pronto. El mayor observa a su vecino del otro lado de la acera y puede verle al fin bien. Puede ver ojeras bajo sus párpados,  piel más pálida y cansancio.

“¿Sabes que es lo que más me jode de todo?” le dice negando la cabeza y volviéndose a él con los ojos desorbitados de la amargura y la exasperación,  “que tal vez hubiéramos podido, eso de ser amigos, quizás si no hubieras sido un cabronazo entonces mirarte a la cara no resultaría así de difícil y quizás entablar una conversación contigo sería algo que incluso esperaría.”

Jaejoong no dice nada por largos segundos, Changmin tan solo suspira, el chiquillo parece entender finalmente a lo que Changmin se refiere y desvía los ojos al piso, procede a tomar una bocanada de aire como preparándose para responder para excusarse quizás.

“No,” Changmin le para. Negando furiosamente con la cabeza, “no te estoy pidiendo que me expliques, dios sabe que lo que sea que vayas a decirme va ser una putada así que guárdatelo ¿quieres?”

Jaejoong habla por encima de él sin embargo “Junsu dijo que estabas enamorado de mí.”

El pulso de Changmin pierde dos latidos. La presión se le baja tan rápido que está a punto de vomitar ahí mismo.

“Él dijo que tú estabas...”

“Te oí la primera vez,” Changmin le dice llevándose la mano libre a sus cabellos.

Jaejoong se lo está preguntando directamente y sin rodeos. Pero Shim es incapaz de responderle. Su silencio es suficiente respuesta en sí, sin embargo. Y honestamente ¿Qué demonios gana ya mintiendo? Habría que ser ciego para no verlo.

“¿Porque no dices nada?” Jaejoong le exige, sus uñas hundidas en sus brazos, lo único que falta es lluvia empapándole por completo. Pero a estas alturas honestamente Changmin no puede ni consolarse a sí mismo como para tenerle empatía.

Para pensar en sus problemas emocionales.

O sus fantasmas.

Justo ahora solo puede ver en él alguien que le hace daño.

“¿Y qué quieres que te diga?” le pregunta riéndose amargamente.

El chiquillo pone las manos en alto. Simulando algo que quizás ni siquiera él mismo sabe a ciencia cierta.

“¿Qué posiblemente podrías haber visto en mí. Changmin?" Sus ojos están enrojecidos para cuando lanza la pregunta y Changmin siente legítimamente ganas de llorar también. Milenios atrás que no se sentía de esta manera. Tan frágil, tan vivo y muerto a la vez.

"¿Es que fue el sexo?” Jaejoong continúa preguntándole, como si intentara entenderlo con todas sus fuerzas pero finalmente no alcanzara resultados.

“La cosa es…que de algún modo eso a lo que llamas sexo para mí ha sido hacer el amor,” el castaño le dice sobándose los ojos para asegurarse de que no está llorando.

“Yo no puedo…”

“Lo sé.”

“¿Entonces por qué?” Jaejoong ahora le grita, su rostro está contraído en lástima y Changmin tiene el corazón tan roto.

Las luces de las habitaciones de sus vecinos comienzan a prenderse una a una, alertados por los ruidos. Changmin siente tanta pena por sí mismo. Está haciendo una escena a las 3 de la madrugada en las puertas de su propia casa y sin una gota de alcohol en su organismo.

“¿Importa ya? No voy a ir detrás de ti y no voy exigirte nada ¿vale? No puedo ser tu amigo, no quiero ser tu amigo, en lo que me concierne tenemos a Yoochun como punto en común fuera de eso eres alguien que vive frente a mi casa con quien intercambiaré cordialidades si coincidimos, así que espero que puedas respetarlo,” le dice.

No espera a que su vecino le responda tan solo procede a voltear sobre sus talones y caminar hacia su casa y duerme 8 horas seguidas por primera vez en lo que se siente siglos enteros.

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“Miércoles a la 1 en el Bellroy, subliminalmente elegante, te he enviado los datos del restaurante y la ruta de gps, él se llama Daniel y es un buen partido así que no lo arruines.”

PD: Te adjunto fotos de los trajes unisex que hemos comprado el fin de semana pasado.

PD2: Creo que deberías pedirle tisúes a tu secretaria antes de chequearlos, son simplemente adorables.

PD3: Heebin-ah dice que vayas por una corbata vino y algo básico.”

Changmin lee en su correo desde su trabajo a la mañana siguiente.

Al menos no se llama Brendon o Justin – Changmin intenta ser positivo. A continuación le manda un mensaje de “ok” a su amigo y vuelve a su trabajo.

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Ciertamente Changmin no está muerto por la idea, pero no tiene muchas opciones finalmente, demonios conociendo a Yoochun tan bien como lo hace va a arrepentirse más de no entrar en el restaurante que de hacerlo, así que después de terminarse un cigarrillo en su auto, echarle otro candado a la jaula en el rincón de su mente en el que ha encerrado a Jaejoong y aseverarse al espejo de que puede sobrevivir esto. Se abotona el saco del terno, se mete una menta a la boca y baja de su auto.

“Citas” es algo que no ha tenido en tanto tiempo que cierto nivel de nerviosismo le irrita las paredes estomacales.

No tiene expectativas para hoy al menos ninguna buena, así que sabe bien que lo que sea que le espera dentro no va a terminar rompiendo sus sueños y fantasías pero aun así....

Su cita – jesuscristo realmente está haciendo esto– aún no ha llegado para cuando el castaño es conducido a su respectiva mesa, pero no le debe esperar más de cinco minutos y cuando pasa ¡wow!

El hombre, es simplemente despampanante y le dirige una sonrisa cordial cuando toma asiento frente a él.

“Disculpa por la demora, un par de cosas ocurrieron en el trabajo” le explica acomodándose propiamente sobre su asiento.

Es alto. Quizás un poco más que él mismo y tiene toda un aura de inteligencia y buena educación que resulta infinitamente encantador.

“Daniel Henney,” se presenta haciendo una pequeña reverencia. Una mano en el pecho sobre la corbata y traje impecable.

“Shim Changmin,” se presenta el castaño a su vez imitándole.

“Entonces ¿deberíamos ordenar antes del interrogatorio o…?”

Changmin sonríe un poco.

“Pues revisar este menú me ha abierto el apetito así que si no te molesta…” Changmin le comenta.

“Por supuesto,” Daniel le concede. Cogiendo el menú entre sus manos para empezar a estudiarlo, “¿algo que te haya llamado la atención?”

“¿Te refieres a parte de la muy atractiva cita?” Changmin le pregunta.

Daniel le responde con una sonrisa, “tú no estás tan mal tampoco.”

Cuando Changmin vuelve a sonreírle, relaja esta vez los hombros y quizás un poco incluso sus modales para permitirse disfrutar de la agradable compañía. Y ¿saben qué? Pasa una tarde bastante bonita.