MOSH (capítulo 4)

Título: Mosh
Autor: IzoJung / Kimmy_lin
Pareja: JaeMin
Género: AU / Punk / Romance / Slash / La Buena vida (?) / T
Estado: En proceso (4/?)
Resumen: Todas las razones por las que Shim Changmin no debería dejar a su vecino entrar en su casa, son las mismas por las cuales termina abriéndole la puerta.


n/a: Este capítulo está hace un mes creo y la kimmy recién hoy me lo ha devuelto, favor de golpearla por mi parte. Gracias. 

Unplugged

Jaejoong era retroceder unos buenos 12 años atrás, allá cuando era tan solo un estudiante de primero. En básicas. Con una independencia a la que no estaba aún acostumbrado. Un libre albedrío peligroso aún para alguien tan responsable como él, sin olvidar ese cuarto que compartía con otra persona tan o más adolescentemente inestable que él.

Por allá cuando el alcohol de fin de semana o la música a un volumen alto significaban diversión, por allá cuando su vida era ser un adolescente más que le da con palo a su cuerpo, porque su propia juventud se lo permite.

Jaejoong era como un ventarrón de recuerdos de esa vida que ahora que la veía con sus 31 años encima ya ni parecía haber sido suya en un principio.

Y no era como si la añorara siquiera. Él ya había quemado esa etapa. Se había divertido. Había tomado sus malas decisiones. Se había pegado alguna ETS, incluso. Era solo la carga de vivencias que le abarrotaban el cerebro conforme se abría paso entre cuerpos empapados de sudor, erotismo, y a juzgar por las expresiones de sus rostros, alguna mescolanza de fármacos. Todas esas personas a las que había conocido en algún punto, alguna noche y ahora a duras penas podía ser siquiera conciente de sus rostros.

¿Cómo encontraría a Jaejoong entre el gentío?

La música era fuerte y a sus oídos no familiarizados con el ambiente, le perturbaban en demasía.

La gente le miraba. Notaban cuan fuera de contexto estaba, con la ropa tan seria que tenía puesta encima, el ceño fruncido entre sus cejas pobladas y simplemente se hacían a un lado como si se tratara de algún tipo de bicho flebótomo.

Changmin dudaba que alguno de aquellos jóvenes pudiera brindarle información de Jaejoong si les preguntase ¿Y solo qué demonios andaba haciendo el niño? El punketo debería tener todo el registro de llamadas saturado con sus llamadas perdidas ya. Changmin odiaba a la gente que no cogía el celular ¿le habrían robado el móvil? Más le valdría que sí cuando le pusiera las manos encima.

¿Y qué clase de ladrón inepto no apagaba el celular una vez lo robaba? ¿Se le habría caído en algún sitio? Eran las 10 ya ¿Dónde demonios estaba?

Después de haber terminado de recorrer el lugar y haberse asegurado de que no había rastro de Kim, Changmin procedió a tachar otro establecimiento más de su lista. Quedaba tan solo un hotel más. Y un McDonald’s de la intersección que era el lugar más cercano pero del que dudaba seriamente dado que ¿de estar comiendo porque no contestaría su maldito celular? Digo…que alguien se molestara en timbrarle tantas veces significaba que era una emergencia ¿no?

De todas formas condujo hasta allá. Y tal como pensó no lo encontró. Se compró de todas formas un café para no sentirse como un completo rarito por entrar en el establecimiento recorrerlo enteramente y simplemente salir. Tiró la bolsa en el asiento del copiloto y arrancó para el último destino.

En la recepción le dijeron que Jaejoong no había venido la noche anterior - sí al parecer era un cliente regular y le conocían bastante bien - el castaño procedió entonces a buscar en sus bolsillos por su celular y llamó a Park.

“No está en ninguno de los sitios que…” empezó a decirle.

“Mierda,” masculló el pelinegro del otro lado con impotencia.

Changmin calló, “¿ella está muy mal?” se atrevió a preguntar sin estar muy preparado para la subsecuente respuesta.

“Está conectada a una máquina tuvo un nuevo derrame en el camino, maldición, Jaejoong, él la mantiene, ella a firmado una orden para no acceder a este tipo de ayuda, estoy peleando como puedo para que no…no hasta que Jaejoong llegue aquí...”

Las piernas del castaño le temblaron un poco, su mente viajó a aquel día en el que le dijeron que aquella persona al que él había considerado su madre había fallecido, él estaba en la universidad no había estado ahí cuando ella había fallecido. Y era un fantasma con el cual hasta incluso el día de hoy se acostaba cada noche.

“¿No hay ningún lugar a parte de estos en el que pueda encontrarlo?”

“Puede que…ese hijo de puta me prometió que no volvería a hacerlo pero puede que…vale, Changmin tenemos que intentar.”

Changmin anotó en la palma de su mano la dirección extra que el pelinegro le brindó.

“Vale, lo tengo.”

“Vale…y Changmin…gracias.”

Changmin encogió los hombros como si Yoochun pudiera verle y colgó la llamada.

Se quedó con el volante en las manos y el carro inmóvil por un segundo. Dejó escapar un suspiro con una carga emocional tan pesada que incluso le humedeció los ojos. Sacudió la cabeza, puso el neutro y arrancó el auto.


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Changmin observó con suspicacia la suburbana casa de aquel nada extravagante vecindario con una entrada totalmente semejante a todas las de a su alrededor, y ese jardín verde pero no contrastable. Y tuvo que admitir su sorpresa. Ese ambiente era demasiado tranquilo para asociar al punketo.

Se bajó del auto después de aparcarlo en la acera. Y dio el primer paso afuera en el pavimento y se sorprendió de nueva vuelta cuando todo se mantuvo igual de pacífico.

Caminó hasta la entrada sin percatarse de nada fuera de lo común. Y volvió a chequear la palma de su mano con el número de casa e indudablemente coincidían.

Tocó el timbre. No oyó nada los primeros 15 segundos. Al 16 pudo diferenciar pisadas. La puerta se abrió al segundo 23 y la persona que le saludó del otro lado fue nada más y nada menos que Kim Jaejoong.

Sus ojos negros le reconocieron al par de segundos y al tercero bajaron para encontrarse con esa otra parte de sí mismo que ambos sabían conocía aún mejor.

Changmin sintió el calor del pudor abrazar sus entrañas. Niñato desvergonzado.

“¿Por qué mierda no contestas el celular?” le gritó entonces porque era algo que necesitaba, había perdido toda la puta mañana buscándole y ahí estaba él, todo botas negras y pelos en punta pero sin gomina, ya que claramente acababa de despegar su carita de porcelana de la almohada mientras su mundo se venía abajo porque claro…el niño en las tierras de Morfeo no tenía idea de lo que pasaba.

“Jaejoong-ah ¿Quién es?” una voz habló atrás de él.

Changmin entendió que esa casa debía tener un dueño. Uno que probablemente venía tirándose a Jaejoong un mínimo de 5 horas seguidas. He ahí la respuesta. Un completo extraño que desafortunadamente no debía saber de la información tan personal que él debía transmitirle al muchacho. Dado que según lo que Yoochun le había dicho, Jaejoong mantenía todos sus enredos fuera de casa.

Esto sí que iba a destruirle ¿no es así? Changmin empezaba a incomodarse demasiado. No debería haber aceptado. Yoochun le hubiera entendido.


“Es mi vecino y viene algo alterado al parecer.”

Changmin volvió a la realidad al escucharle.

“¿Y cómo exactamente sabe tu vecino donde vivo?” La voz se acercó, hasta que se convirtió en el cuerpo de una persona casi tan alta como él. Un hombre bastante más mayor que incluso él mismo.


“No le entro a los viejos” La voz de Jaejoong sonó en su cabeza.


“No lo sé, es lo que quiero saber,” Jaejoong le respondió apoyándose en el marco de la puerta evidentemente divertido, aun mirando sus pantalones como si aquello fuera la regla social a seguir al mantener una conversación cualquiera.

“Tienes que venir conmigo,” le siseó cuando Jaejoong se relamió los labios.

El muchacho alzó la mirada entonces, abrió la boca para decir algo pero el otro hombre a su costado se le adelantó.

“¿Y bonito, no tienes un nombre?” el hombre desnudo de unos 40 y tantos le preguntó.

Changmin decidió ignorarlo.

Jaejoong se carcajeó de buena gana en la puerta, “ponte algo que ahorita lo dejas ciego,” le dijo golpeándole al pecho a su amigo con la palma abierta.

“Como si el mío fuera el primero,” bufó aquel hombre ingresando de vuelta en la vivienda.

Changmin empezaba a desesperarse, “tenemos que irnos,” le dijo.

El punketo le puso una ceja en alto, “mi tarifa va a ser más alta que la última vez.”

Changmin inspiró con la paciencia escapándose por sus dedos.

“No quiero…eso, demonios ¿puedes escuchar lo que intento decirte?”

“¿Ah no?”

Y tan sencillo como una hoja cayendo de la rama de un árbol. Su espacio personal se había reducido a la mismísima nada. O mejor dicho era ahora ocupado por 85% cuero 10% tachas 5% delineador negro y aroma a chicle de menta.

“Me dice entonces señor Shim, por qué no termino de creerle.”

Changmin abrió la boca para decirle, pero la lengua del niño se lo impidió. Se enredó sobre la suya y el frío metal de su piercing le raspó el paladar. Fuertes manos le aplastaron contra el cuerpo contrario. El castaño empuñó aquella casaca de cuero buscando liberarse. Y entonces el maldito niño soltó un gemido dentro de su garganta que Changmin sintió bajar de la manera más imposible hasta su pene.

“Joder,” juró en sus labios y le pegó con el puño en todo el rostro.

Retrocedió un paso más para maximizar la distancia entre ambos cuanto pudiera pero su pie resbaló por las inmundas tres gradas que lo separaban de la acera de la entrada y tuvo que hacer uso de todas sus habilidades vestibulares para no sacarse la mierda.

“¿Puedes quedarte quieto un segundo?”

Jaejoong se llevó una mano a la mandíbula.

“¿Pero qué carajos te sucede? Te doy lo que buscas y ¿me golpeas?” se quejó sujetándose el rostro por el costado afectado, “tío, y yo que iba a darte un merecido descuento del 30% por ese pantalón de mezclilla que llevas puesto.”

Changmin sintió ganas de cruzarle el rostro de nuevo, “no tienes idea de nada y por eso te lo paso pero ahora solo deja de decir estupideces y sígueme,” le repitió respirando por la nariz fuertemente para bajarse el enojo palpitante en sus yugulares porque al fin y al cabo tenía un trabajo que hacer allí.

Al niño bonito se le borró la sonrisa, “¿Y puedo saber a dónde quieres ir tan urgentemente? ¿Y porque debería seguirte?”

“Porque es importante, ya te dije.”

Jaejoong buscó entre sus bolsillo y extrajo una caja de chicles, se puso uno en la mano y se lo llevo a la boca, “no estas siendo muy convincente, Changmin.”

“¿crees que vendría hasta aquí por simple gusto?” El pelinegro frunció el ceño, Changmin suspiró exasperado. 

"No me conoces de nada pero créeme cuando te digo que no haría esto por nadie a menos que hubiera una buena razón."


Los ojos negros se encontraron con los castaños, aún no convencidos. Apoyó su peso en el otro pie, y entrecerró los ojos.

“Vale," le dijo rodando los ojos como si se creyera loco, "iré por mi móvil, lo dejé cargando en la sala” le informó mientras se introducía en la casa de nuevo y dejaba la puerta abierta.

Changmin solo caminó de regreso al carro. Jaejoong se sentó a su costado cinco minutos después, “si esto no es tan importante como dices, me estas reembolsando los cinco orgasmos que me estoy perdiendo aquí,” le advirtió encendiendo su móvil y sintiendo al fin las alertas de las llamadas perdidas que tanto él como Yoochun le había dejado.

Changmin se limitó a solo encender el auto y llamar a Yoochun para satisfacer la ahora evidente duda en esos otros ojos negros, le entregó el móvil a Jaejoong. Y este le miró como si tuviera cuatro cabezas lo cual fue bastante irónico dado que era él, el del peinado ridículo la mayoría del tiempo. Jaejoong cogió el móvil y se lo llevó a los oídos.

“¿Yoochun-ah?” Jaejoong preguntó cuándo reconoció la voz del pelinegro y Changmin puso en marcha el auto.


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Sus pies trastabillaron al pisar el pavimento del estacionamiento del hospital y sus manos tiraron la puerta del auto de Changmin sin preocuparse en cerrarla. Jaejoong salió como un bólido hacia la entrada y el castaño le siguió luego de asegurar las puertas.

Había sido como ver la metamorfosis de una oruga en mariposa pero aceleradamente y en reversa. La sonrisa tranquila, los ojos con demasiada vida, convertidos ahora en un garabato horrendo de lo que medio minuto atrás fueron. Jaejoong no había llorado, solo se había mantenido en denso silencio en todo el camino. Respondiendo con monosílabos eventualmente a lo que Yoochun le decía. Y Changmin se había tragado las ganas de decirle que era mejor solo…dejarlas salir. Porque ¿quién era él, no?

Changmin caminó hasta la entrada del hospital con el cliché ahogándole los conductos respiratorios. Si tan solo él hubiera podido ser el Jaejoong que corría 5 años atrás.

Llegó al ala del hospital en el que se encontraba la habitación de Claudia. Yoochun estaba fuera. Le dirigió un asentimiento cuando le vio y Changmin se sintió monumentalmente incómodo por la mirada de preocupación paternal que Park le enviaba, porque después de todo aquel muchacho le conocía bien y sabía lo que estaba pasando por su cabeza en esos precisos momentos. Y no era precisamente bonito.

Caminó hasta el asiento frente a la habitación, y a través del enorme vidrio pudo ver a Jaejoong tirado sobre el regazo de la anciana. Sus hombros tensos, sus largos cabellos enredándose de las mil maneras al aplastarse contra las sábanas blancas. Y tuvo que apartar la vista.

Jaejoong iba a tener que desconectarla. Y hasta a él, aquello le pareció demasiada crueldad junta. Salió a tomar aire cuando las enfermeras y el doctor a cargo vinieron. No podría verlo. Volvió a su auto y se dejó caer muy pesadamente sobre su asiento. Rebuscó entre la cajilla y extrajo su paquete de cigarrillos. Él no fumaba a menudo pero siempre andaba con algún empaque para ocasiones como esta.

Rebuscó por el encendedor, también. Y prendió uno, se ahogaría ahí dentro, pero a la mierda. Su móvil sonó cuando encendió el tercero.

“¿Ves a Jaejoong? No me ha dejado llevarle. Quizás si le dices...”

“¿Por qué me haría caso a mí?” le refutó cansado, acomodándose mejor sobre el asiento de su auto, cuando sintió unos toquecitos en las ventana del asiento de su costado.

Volteó la cara y reconoció las ropas negras, la casaca de cuero, y la piel tan alba. Colgó de inmediato y se estiró para abrir la puerta. Jaejoong se sentó a su lado y le estiró una mano sin decirle una sola palabra. Changmin le dio un cigarrillo, Jaejoong se lo llevó a los labios. El castaño le llevó el encendedor cercano a sus labios para encendérselo y sus ojos se encontraron con unos negros enrojecidos. Unos tan desolados que tuvo que apartar la mirada. Porque eran unos ojos que él había visto en un espejo por mucho tiempo.

“Oye,” intentó decirle.

Pero Jaejoong le cogió la mano con la que él mantenía suspendido el encendedor y la pequeña llama. Y le negó con la cabeza. Changmin tragó las palabras que ni él mismo sabía a ciencia cierta cuales eran. Así que solo encendió el auto.

“No quiero ir a casa,” le escuchó decir cuando tomó la 18 que debía llevarlos de regreso a casa y la voz le salió contrastablemente más ronca de a cómo le recordaba.

“¿Quieres que te deje en algún sitio?” le ofreció.

Jaejoong le miró entonces. Acababan de parar en un rojo. Changmin le miró esperando su respuesta. Sus cabellos ya no seguían la línea sagital de su cabella, ahora caían duros y engomados hasta casi los hombros.

“Podemos ir a tu casa,” le dijo entonces.

Changmin suspiró. - Solo déjale en su casa, dejará de ser tu responsabilidad entonces. - Es lo que pensó. Pero luego vio sus parpados inferiores con una capa de pigmento negro dado que el delineador se le había corrido y su estómago se revolvió con la empatía. Que fuera a su casa no significaba que fuera a pasar nada tampoco.

Jaejoong no podía violarle.

“No voy a hacerte nada que no quieras Changmin,” Jaejoong entonces le dijo y aunque su comentario tenía intención de ser sugerente sonó tan vacío que Shim deseó Yoochun estuviera ahí para hacer lo que él no podría…consolarlo.

Llegaron a los 10 minutos. Gracias a Dios no habían pescado tráfico. Estacionó en su cochera y Jaejoong se sacó el cinturón de seguridad y esperó a que Changmin bajara para hacerlo él también.

Changmin les condujo a la sala. Jaejoong se dejó caer en uno de los sofás. Changmin no supo que hacer a continuación. No solía tener invitados. Y Yoochun era su amigo de años podía hablar de la primera cosa que se le cruzara por la cabeza con él. No tenía idea de qué hacer con este niño roto. Solo sabía que quería aliviarle en algo el peso. Pero no tenía idea de cómo.

Pensó en contarle su historia también. Pero no tuvo valor suficiente. Se dirigió a la cocina para prepararles café. Y cuando volvió encontró al muchacho estirado a lo ancho del sofá con ambos brazos sobre la cabeza. Se quedó quieto con la bandeja con las tazas y el azúcar. Sintiéndose bastante inútil.

Jaejoong le sintió por el ruido de la porcelana y se sentó propiamente.

Changmin dejó la bandeja en la mesa del centro y se sentó en el sofá del frente.

“¿Cuántas quieres?” le preguntó.

Jaejoong le miró entonces.

“No soy un puto,” le dijo tirándose el cabello para atrás, “tengo una vida sexual activa pero no suelo cobrar, quería solo jugar un poco contigo, Claudia te preparó la torta porque Yoochun siempre nos habla de ti y cuando supo que te mudabas acá quiso agradecerte por cuidar de Yoochun como siempre el cuida de nosotros.”

“No importa.”

“Me buscaste hoy.”

Changmin se sintió de pronto bastante incómodo. Porque ese era un crédito injusto. Jaejoong no sabía sus verdaderas razones.

“No tenías por qué hacerlo, incluso después de lo que hice pero lo hiciste.”

“No lo hice por ti Jaejoong, así que no me debes nada ¿vale?”

Kim asintió. Se puso de pie, cruzó la sala hasta la puerta, la abrió pero no salió. Se volvió apenas en sus talones y le preguntó “¿ha dejado de doler?”

El castaño dejó el azucarero sobre la mesa. Odiaba hablar de esto.

“La cosa Jaejoong es que va a doler siempre,” le dijo, porque era toda la verdad al fin y al cabo.

Y Jaejoong solo volvió a asentir desde su sitio para luego cerrar la puerta tras de sí al salir.



CONVERSATION

14 comentarios:

  1. aaaaaaaaah!!!! JJ..duele leer a un JJ tan triste....U_U
    y m e encanto Changmin por que se esta abriendoa otra persona que no es Yoochun...creo q esta relación pinta para algo bueno, espero el siguiente capitulo con ansias >_<

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    1. vamos a paso tortuga pero sí, todo lo bueno empieza lento

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  2. ;^; tan triste pobre jae hizo algo tan dificil como desconectar a un ser querido hay no me esperaba esto, y bueno la aparicion de yunho me dejo mensa jajaja creo que por la situacion estoy en shock asi que no se muy bien que decir nos leemos en la proxima gracias por el capitulo cuidte bye bye

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    1. yunho aparece por un razón que creo ya saben, wow, debería responder a los comentarios ni bien son formulados XD si, jj la tuvo bien dificil aquí, ya sabrán un poco más en los que se vienen.

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  3. AHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHHH ;O; ... joder!!! <3 :3 sjdgjsgfjsd como asi.. que es Yunho de Jaejoong??.. su novio(??????)XDD .. lhsdjahsjkf ya sabia que JJ no era un puto.. aunque yo tamb le encontre la diversi[on al asunto de que siempre se le mande a Changmin y sus "35 cm" XDDDDD <3 kjdhkjsfkhdf ;O; CONTI!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! <3

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  4. Como siempre, muy buena, gracias por la continuación, este capítulo estuvo un poco triste, espero que pronto haya continuación, gracias n.n

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  5. Okay.
    -Le pega con todo el cariño que debe conllevar un onetouch-

    ¿Porque no lo habias subido?
    AGH QUE CAPITULO </3

    En primer lugar por Yunho, pero okay, lo superaré(? y todo, y Changmin y esta historia es tan realista.
    Me dolió mucho Jaejoong, ¿que va a pasar después con él... y Changmin tiene cosas más allá y algo como una relación en común esta naciendo, a parte de la tensión sexual que todos hemos notado (y taldeado algskdg)

    ¿Ya dije que me encanta como es narrado este fanfic? Me recuerda a mi libro favorito, bueno.. uno de mis favoritos.

    Muchas gracias por la actualización, en serio<3

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    1. La tensión sexual es pieza clave en toda historia mía XD, gracias a ustedes por leernos <3

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  6. OMG!! T_T CM,

    pobre JJ, debe ser duro perder a alguien... rayos mi pobre JJ

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    1. sí, está dura la realidad para él aquí, pero todo mejora n_n

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