Verdad a la luz.
Mi
padre siempre me ha dicho...que no existe tal cosa como la casualidad. Que cada
pequeña acción o situación tiene siempre un trasfondo. Quizás bueno, quizás
malo. Y cuando esta tiene que ver con la empresa su revisión es de incluso una
importancia mayor.
El
repentino traslado de Junsu debió haberme alertado.
Quiero
decir...
¿Por
qué de repente un hombre con un buen salario y comodidades lo abandonaría todo
para irse a trabajar a otra sucursal como un empleado más?
¿Por
qué el presidente lo habría dejado irse sin más? Sabiendo de su gran aporte en
la empresa.
¿Qué
tipo de problemas debía tener para querer huir de Corea lo antes posible?
Fui
tonto.
Fui
muy tonto.
Preocupado
tan solo por ganarme puntos y poder invitarlo a salir. Sí. Ansioso por la
remota posibilidad de otro polvo como el de aquella noche. No vi más allá del
buen trasero. No vi más allá de la sonrisa o esos adorables ojos marrones.
Y
lo pagué caro.
La
realidad es una perra a fin de cuentas.
Te
mueve la cola esperando que te acerques y cuando haz estirado una mano ensimismado
de su ternura, sus fauces se entierran en tu carne.
Y
aquella noche después de dejarlo en el parking y haber conducido hasta mi
hogar, cuando entraba a mi departamento con una sonrisilla nostálgica y un no
tan buen último recuerdo en mente encontré a mi padre sobre mi sofá en medio de
la oscuridad.
El
rush de adrenalina fue inminente.
Las
visitas abruptas de mi padre solo significaban una cosa: problemas...y muy
serios.
Dejé
las llaves sobre la cómoda y sentí las piernas temblarme. Mi mente trabajó
rápido intentando buscar algo que explicara el porqué de su presencia. Pero no
encontraba nada. La semana había sido bastante tranquila. Las dos nuevas
ediciones estaban listas por adelantado. El staff publicitario había sido
bastante eficiente. La imprenta...
Llegué
hasta la sala. Y él se puso en pie, con el rostro sereno tan característico.
Yo
tragué duro.
¡Dios!
No tenía que ser un genio para saber que iba darme una de las más grandes
lecciones de vida.
Lo
que no supe sin embargo fue que esta vez...no iba a gustarme.
Dejó
caer un file sobre la mesilla central de la sala de la cual algunas hojas
cayeron regadas sobre la misma.
Y
se llevó una mano a la cabeza mientras me gritaba/preguntaba, “¿me puedes explicar
que es esto?”
Mi
cara era un poema porque como sabrán no tenía zorra idea de a lo que podría estarse
refiriendo. De cuál era la cosa capaz de enervarlo al punto de levantarme la
voz y querer golpearme. Así que caminé con miedo hacia la mesa y tomé el file
entre mis manos.
La
respiración furiosa de mi padre era un pésimo trasfondo para mi nerviosismo.
Pasé
torpemente las hojas. Había una foto de Junsu ¿Por qué había una foto de Junsu?
Fruncí el ceño. Quité el clip para deslizar unas tres hojas detrás de la foto.
Era
su historial médico ¿Por qué mi padre tendría el historial médico de Junsu?
¿Qué acaso se había enterado de nuestro “encuentro”? Y si fuera así, no era
como si guardáramos una relación o algo por el estilo.
No
fue hasta que leí la palabra: embarazo. Y todo dejó de tener sentido.
-
¿Pero qué mierda...? – susurré cayéndome en el mueble.
-
Sigue leyendo... – me dijo él
Había
muchos registros de los controles periódicos que había estado llevando. Tenía
dos meses y medio de gestante ¿era toda esta mierda en serio?
¿Cómo?
¿Por qué? Y la última pregunta fue... ¿de quién? Mis latidos se aceleraron.
Pasé
a la tercera hoja y vi mi nombre puesto en él.
Me
dejé caer sobre el mueble sin saber que decir, que hacer o como sentirme.
Todo
era demasiado...irreal.
¿Dos
meses y medio?
Tenía
sentido...
¡No!
Claro que no ¡Esto no era posible!
-
De-debe haber algún tipo de error – mi afirmación fue débil – esto...
-
Fue lo que pensé – me dijo – hasta que investigué en su historial médico y...mejor
lee el otro file.
Me
incliné como pude para coger el resto de documentos. Junsu tenía la capacidad
de procrear ¿Cómo? o ¿por qué? era algo que no estaba explicado pero aquello
parecían reportes de exámenes cromosómicos de los que obviamente yo tenía nula
idea.
Pasé
a la otra tanda de hojas y lo que decía en ellas era incluso más alarmante
El
estado de Junsu era crítico.
Había
tenido que estar con un tratamiento vitamínico y osmótico riguroso al ser un
proceso contra-natura había una muy grande posibilidad de que pudiera abortar
en cualquier momento o generar una autoinmunidad contra el bebé que se
desarrollaba dentro de él.
-
Esto no puede ser verdad...yo...
-
¿No puede? – mi padre me preguntó
-
Yo- nosotros...fue – me atragantaba – fue solo una vez...
-
Una vez es todo lo que se necesita Yoochun, sabes bien que no estaría aquí si
no hubiese confirmado estas “noticias” ahora ¿me puedes decir porque mi nieto
está siendo llevado a Estados unidos?
Su
pregunta me dejó helado.
“¿Qué
tipo de problemas debía tener para querer huir de Corea lo antes posible?” mi
pregunta hizo click entonces en mi cerebro.
Me
levanté de un salto busqué mis llaves en mis pantalones, mi padre me señaló el
mueble en que las había dejado al llegar, y sin decirle más corrí por ellas y
salí de mi departamento hecho una bala.
Estaba
enojado. Aún en shock. Pero enojado.
El
manubrio de mi carro lo sostenía con tanta fuerza que empezaban a impregnarse
en mis palmas las huellas punteadas del cuero.
¡Ni
siquiera tenía su puto número! ¡No sabía ni en que puto vuelo se iba! Marqué a
migraciones en plena carrera, me harían el pequeño favor ni bien supieran mi
apellido.
Ahora
solo me faltaba comunicarme con Jae para poder ubicar al rubio sino tendría que
pedir que lo detuvieran en migraciones, y quería evitarle el bochorno. IBA
SABER LO QUE BOCHORNO ERA CUANDO LE PUSIERA LAS MANOS ENCIMA.
Aceleré
aún más.
-
¿Aló?”
-
Jaejoong.
-
¿Yoochun?”
-
Sí.
-
Escucha Jaejoong me preguntaba si podrías darme el número de teléfono de Junsu.
-
Ahm... ¿Pu-puedo preguntar porque lo quiere? Es muy tarde ya, de seguro está
durmiendo y... – había algo en su tonito que me hizo saber que él sabía. Oh
cortaría tantas cabezas.
-
Puedes parar ya. Lo sé. Sé porque Junsu se está yendo.
Hubo
silencio del otro lado.
-
Jaejoong haré que lo detengan en migraciones sino me lo das y no quiero
hacerlo.
-
Él-yo lo convencí de que se fuera...
-
Hablaremos de eso luego por ahora solo-solo dame su maldito número.
-
Él-yo-te...te lo pasaré por mensaje.
-
Bien – corté la llamada.
El
número de Junsu me llegó al segundo siguiente, estaba ya a unas cuadras del
aeropuerto, desconecté el dispositivo de mi auto de un auto y me desvié por la
auxiliar para entrar en el aeropuerto, me detuve en la entrada y salí de un
salto, le hice a una seña a uno de los conductores y le entregué las llaves para
que lo parqueara. No tenía mucho tiempo faltaban algo de 20 minutos para que
cerraran las puertas y el muy probablemente ya habría abordado.
El
supervisor de la aerolínea esperaba por mí en la puerta de acceso. Estaba
bastante abarrotado de gente. Uno de los amigos de mi padre tuvo la gran idea
de llamarme por mi nombre desde lejos para presentarme sus saludos hacia mi
padre. Y figúrenme con mis dedos en alto por favor.
Me
quedé helado mientras mi nombre, “Park Yoochun” volaba en el ambiente y las
cabezas se dirigían hacia mí. Mierda. Solo mierda.
De
pronto la cantidad de gente a mí alrededor se había triplicado de personas
curiosas intentando ver el rostro del heredero de tan emprendedora e importante
empresa.
Flashes
empezaron a cegarme y todo cuanto yo podía ver era el gran reloj a lo lejos
quitándome los minutos.
Intenté
hacerme paso entre el gentío. Sonriendo cortésmente a todas a esas caritas
desconocidas tal y como mi padre me había enseñado. Pero era algo difícil. No
empujar a nadie. Empezaba a desesperarme tendría que subir al segundo piso. No
quería lucir apresurado, aunque lo estaba. Lo último que quería era que se
enteraran de algo que involucrara a Junsu y se complicaran más las cosas.
Aún
yo ni siquiera sabía exactamente que iba a decirle ni bien lo encontraba.
Aún
ni siquiera terminaba de asimilar las últimas noticias.
Y
sea como fuera tenía que impedir que Junsu tomara ese avión. Si Jaejoong le
avisaba que iba tras de él. No tendría forma de rastrearlo una vez llegara
allá. Y con todo el gentío la distancia hacia las escaleras eléctricas era
kilométrica. Al elevador, aún peor.
Intenté
coger mi móvil de mi bolsillo para avisar que retrasaran el vuelo. Pero mi mano
chocó contra el hombro de alguien y fue a parar el piso, en donde recibió una
patada de alguien y termino solo Dios sabe en donde.
Mi
desesperación me sobrepasaría pronto.
Excusándome
con muchas personas e intentando dar zancadas solapadas entre el gentío. Llegué
a uno de los señores de seguridad que vigilaba las escaleras eléctricas y le
pedí que impidiera a la gente de seguirme.
Me
aguanté la velocidad de las escaleras y me disparé una vez alcanzado la tercera
planta.
Llegué
a la caseta de la aerolínea cuando el monitor avisaba la partida del avión, me
quedé helado.
El
supervisor caminó hacia mí al identificarme.
-
¿Señor Park? – me preguntó.
Yo
lo miré pálido. Me faltaba el aire.
-
Los clientes estaban reclamando el porqué del retraso del vuelo, y no quise que
se hiciera mucha conmoción dado que usted me había pedido reserva, así que le
pedí al señor Kim que me acompañara de regreso por un pequeño problema con su
equipaje, está esperando en el salón que está terminando el pasillo.
-
Gra-gracias, no voy a olvidar su ayuda, es un pequeño asunto que quisiera
quedara entre nosotros, le estaría muy agradecido supervisor Choi.
-
Cuando quiera, señor.
El
supervisor caminó hacia una de las aeromozas y le pidió que vigilaran el
pasillo.
Yo
caminé con algo de miedo hasta la puerta de la sala en la que Junsu esperaba
por sus maletas, sin tener idea de ser yo quien entraría en vez del encargado.
Inspiré aire. Porque todo empezaba a volverse real, lo que Junsu había estado a
punto de hacer a mis espaldas y la sangre comenzaba a hervirme. No podía gritar
exactamente.
Así
que debía calmarme antes de entrar ahí.
Y
derrumbarle los planes de raptarse a mi hijo sin mi consentimiento, a aquel
rubio.
Abrí
la puerta.
Junsu
se puso de pie de la silla en la que estaba sentado. Y me miró. Miles de cosas
pasaron a través de sus ojos y solo uno de ellas estaba en lo cierto, mientras
su rostro palidecía del susto.
Así
que no perdí tiempo y se lo dije.
-
Lo sé.
El
asintió. Dejándose caer en la silla aún asintiendo casi histéricamente.
-
Lo sé.
Volví
a decirle yo casi histérico. Quizás porque lo siento eran el tipo de palabras
que esperaba escucharle decirme, “estaba asustado e hice mal, lo siento.” Pero
no. Junsu solo me miraba vacío mientras me decía sin reparo alguno.
-
Este-este es mi problema Yoochun. Mío.
Porque
aquello solo lograba enervarme más y yo...yo no soy del tipo de personas que
pierde el temperamento, soy más bien el que guarda la calma, la postura,
la...la...
Pero
ahora, justo ahora no sabía cómo hacerlo. Mis manos le sujetaron por los
hombros y lo zarandearon rudamente como si aquello fuera lo que hacía falta
para hacerle entender que...que ¡mierda! aquel ser que llevaba en la panza
tenía mi sangre, compartía mis genes y efectivamente era también PUTO PROBLEMA
MÍO.
-
Eso a la que te refieres Kim Junsu, eso, es también mi hijo – le grité.
Ya
ni siquiera me puse a pensar si habían o no cámaras dentro.
Solo
enterraba mis uñas en su abrigo de lana presionando mis uñas en su piel por
sobre la tela para que aunque sea con el dolor pudiera entenderme pero era como
si el Junsu que había conocido estos últimos meses se hubiera ido muy lejos y
dejado tan solo su cuerpo, hueco. Su rostro inexpresivo y sin vida y esos ojos
marrones de los que caían lágrimas pero sin embargo no expresaban emoción
alguna.
-
No necesitas hacerte cargo de nada Yoochun, me iré, me iré muy lejos, él no
tendrá que enterarse de ti, no te reclamará nada sólo...sólo déjanos ir.
-
¿De qué demonios hablas? ¿Es que no has escuchado ninguna de las cosas que
acabo de decirte?
-
¿Qué tanto te importa Yoochun? Sino te hubieras enterado, yo hubiera podido
subir a ese avión y tú habrías seguido tu vida sin ningún problema
-
¡Pero lo sé! ¡Lo sé Junsu! Lo sé y me haré cargo, y eso es algo que no puedes
impedir.
-
¿Porqué? ¿Por qué no puedes solo...?
-
Sólo que, ¿dejarte huir pensando que eres un mártir cuando lo único que estás
haciendo es privar a un hijo de su padre? Pues no. No lo haré. Y tú no debería
subirte en un avión por tanto tiempo cuando sabes que tienes un embarazo tan
riesgoso.
-
¿Cómo...?
-
Lo sé, lo sé todo ahora tienes dos de una o vienes conmigo y nos sentamos a
discutir esto con calma o te fuerzo a venir conmigo e igualmente terminamos
sentados discutiendo esto con calma.
-
No tengo mucha opción aquí.
-
Tú ni siquiera me has dejado saber mis opciones, así que no estás en posición
de quejarte...en serio...en serio ¿Qué esperabas? – siseé, desordenándome los
cabellos sin entender.
-
Que me lo quitarías, que me lo quitarían y yo...
-
¿Cómo? ¿Cómo crees que iba a permitir que alguien-que alguien nos quitara algo
que nos pertenece a ambos? ¿Cómo crees que me siento justo ahora? Yo...
Junsu
bajó la cabeza sin saber que responderme. Gruesas gotas se deslizaban por sus
mejillas.
-
No quise – me dijo entonces – yo solo...
Caminó
improductivamente por todo el salón sin saber que más decirme. Tenía pálida de
cómo serían las cosas ahora que yo estaba involucrado. Yo tampoco sabía. Todo
esto era muy jalado de los pelos. Difícil de explicar. Y sobretodo escandaloso.
Para
una figura pública como la de mi padre y la mía.
-
Ne...necesito hablar con Jae – me dijo después de algunos minutos de silencio
tenso.
-
Él sabe que he venido por ti – le informé.
Él
solo asintió con la cabeza. Llevándose las manos al vientre con ansiedad. Y
entonces lo miré. Lo miré propiamente como no había hecho desde que entré y me
dedique a gritar mis miedos. Y vi su rostro demacrado y delgado. Las enormes
ojeras bajo sus ojos. Las lágrimas y su miedo. Porque él era quien estaba más
aterrorizado aquí.
Él
era quien había pensado que podría quitarle a su bebé.
Era
él quien había tomado la radical decisión de dejarlo todo por proteger al ser
que se desarrollaba en su vientre...a...a nuestro hijo.
Y
quise consolarlo de alguna forma.
Pero
no supe cómo.
-
No haremos nada quedándonos acá, primero debemos ir a mi casa, y pensar
propiamente en como resolveremos el problema ¿vale?
Junsu
caminó hacia la puerta, entonces.
-
¡Espera! Creo que deberíamos salir separados ehm... sal tú primero y espérame
en el parking B ¿recuerdas mi auto verdad?
Junsu
asintió.
-
Bien...
Junsu
movió el pomo para abrir la puerta.
-
No...No vayas a intentar por algún motivo huir de nuevo Junsu porque te juro
por dios que peinaré el puto aeropuerto y cuando te ponga las manos encima voy
a...
-
No lo haré – me dijo en un hilo de voz, rehuyendo mi mirada
Pero
afirmándome sus palabras con la expresión de su rostro.
-
Bien...
La
puerta se cerró detrás de él.
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