Keep whispering, love
Dedicado a
Yazz sunbae. Amé la canción. Nell –
perfect. Les recomiendo escucharla mientras leen. Es preciosa.
Su cabello es negro como el de todos. Su piel es tan blanca como la de todos. Sus ojos son negros como los de todos. Su talla es promedio. La contextura de su cuerpo. La única cosa que le diferencia del resto quizás es que su nombre es Jaejoong, su apellido Kim, y que yo le amo demasiado.
Él se sienta a mi lado desde hace tres años
cuando se transfirió a esta escuela. Él no habla mucho. Mira siempre la ventana
afuera y estruja mi necesidad de hacerle mirarme como no tiene idea. Él es hermoso
como él solo. Del tipo que hiere tu mirada y te obliga a mirar al piso para no
quedar ciego. Él aunque no lo sepa es mi otra mitad. Él ha venido hasta acá
desde la pequeña Chungnam no para convertirse en un famoso cantante, sino para
conocerme a mí. Para mostrarme este hilo que yo no supe nunca tuve siempre
atado en el tobillo. Y arrastrarme hacia donde sea que quiera.
Él es un idiota. Sus matemáticas apestan. Su
historia, lengua y literatura harían llorar a cualquiera. Sin embargo su
talento, su voz, compensa todas y cada una de las últimas. Y sé que soy de los
pocos que lo saben, por no atreverme a decir el único. Pero sé que es una de
esas personas que sabes va a llegar muy lejos. Que será capaz de crecer alas a
nivel de sus escápulas y tocar todas esas estrellas en lo alto del cielo. Y por
tanto también sé que él, es una de esas personas a las que uno no puede
aspirar. A las que uno no debe siquiera tocar. Porque es de esas personas por
las que todo cuanto puedes hacer es solo susurrar y rogar no haber sido oído.
Pero que hago yo cuando sé lo que es sentir su
presencia, cuando sé lo que es que me llame por mi nombre, que me cocine mis
platos favoritos cuando se queda a dormir en mi casa. Me duele verlo brillar
más cada día. Expandir un poco más sus alas y estar un paso más cerca de un
sueño que no me excluye de por vida. Me duele verlo parado con un guitarra en
mano en las calles, entre gente que sigue andando, gente que detiene sus pasos
y voltea a verle cuando le oyen. Gente que tiene mis mismos ojos. Desconocidos
sin nombre o apellidos que se acercan a dejarle monedas en el estuche de su
guitarra. Gente que le sonríe, que lee su pequeño nombre impreso en un papel
cualquiera y pegado en su pecho y le identifica como dueño. Gente que mañana
más tarde a va a verle por la tele y no va a sorprenderse.
Duele porque no importa cuántos centímetros le
saque a Jaejoong en altura, él siempre va a ser metros más alto. Duele porque
poco a poco dejo de ser especial, el único con el hilo pendiendo de su cuerpo,
y él simplemente sigue añadiendo personas a su larga colección. Duele porque no
la única cosa que deseo más que mi hyung sea exitoso, es que sea mío.
Pero en este mundo no puedes tenerlo todo, y sé
que debo dejarle ir. Por mi bien, por el suyo mismo. Debo abstenerme de oler su
esencia a vainilla que flota en el espacio que socialmente separa nuestros
cuerpos en esto tan feo que se llama realidad. O observarle fruncir el ceño
cuando le pidan seguir con la lectura que muy obviamente no está siguiendo
porque…es Jaejoong y su mente siempre
viaja a las séptimas lunas cuando el timbre de inicio de clases resuena por las
paredes de este nuestro colegio.
Este el lugar que nunca olvidaré, aquí donde le
conocí. Aquí donde supe mientras él se atabas las agujetas de sus zapatillas y me
miraba desde abajo, que lo que mis hermanas llamaban amor existía. Y tenía un
corte de cabello que en cualquier otra persona se vería horrendo.
La cosa es que desenamorarse de algo perfecto
es bastante imposible, sobre todo cuando te has enamorado de cada pequeña cosa
que le compone. Desenamorarse implica
sacrificios, como ya no invitarle a tu casa o negarse a ir a la suya.
Desenamorarse implica una fuerza de voluntad que se me escapa por entre los
dedos. Desenamorarse significa dejar de susurrarle y el silencio es tan nuevo
que abre un nuevo hueco dentro de mí. Uno con el que deberé aprender a vivir
desde hoy supongo.
Y la otra cosa también es que desenamorarse no
es un proceso de un día o dos, ni siquiera de una o más semanas completas. Y
por lo visto tampoco de un mes. Y es desesperante, me corroe las venas y los
pulmones, pero sé que es mejor ahora aun teniéndole que luego habiéndole perdido
por completo.
Quiero al menos terminar esta historia como
verdaderamente su amigo.
Pero ¿cómo hacerlo? Si de pronto él está en la
puerta de mi casa, mojado por la lluvia que ha empezado hace unos 15 minutos,
con esos ojos negros comunes, esos cabellos negros tan lacios como el de todos
y esa tez de porcelana tiritando bajo el frío. Que puedo hacer yo si está ahí,
tan desprotegido, largirucho y delgado ¿Qué demonios puedo hacer yo si interrumpe
mi espacio personal tan abruptamente? Díganme ¿Cómo puedo yo no amarle si sus
labios me besan como si fuera su todo? ¿Cómo puedo no enredarme en él si
necesito respirarle para vivir?
Mi corazón late tan fuerte dentro de mí, que mi
sangre ya ni sabe cómo fluir por mis vasos sanguíneos cuando él me pregunta, “¿por
qué has dejado de susurrarme?”
Porque tal vez…al fin y al cabo, Jaejoong,
él, él siempre ha estado escuchando.