Decisiones que tomar
La mirada que me dirigió su papá, me dijo
suficiente por sí sola. Me quedé paralizado a mitad del pasillo. Todo empezaba
a darme de vueltas y me expresión debilucha solo alimentó su enojo. Sí, sabía
que lo que había hecho había estado mal. Pero es que ellos no entendían que...
No, no habrían peros. No ahora que ya todo se sabía no habría peros que pudiera
poner. Y me quitarían a mi bebé. Yoochun me había mentido. Él y su padre me
quitarían a mi bebé ¿Por qué cómo iban a admitir públicamente que era mío? Yoochun
debería tener incluso ya un compromiso.
Era lo que hacían con todos los herederos de
empresas tan importantes como la suya. Era lo que habían querido hacer contigo…lo
que habían logrado por más que me habías jurado lo contrario ¿Cómo podría haber
sido tan tonto? Retrocedí dos pasos, y me topé con el cuerpo de otra persona,
di un respingo hacia delante, aterrado y un grito se me ahogó en la garganta raspándome
las amígdalas. Jaejoong estaba ahí.
Me lancé hacia él en busca de ayuda. Y él me
abrazó como pudo para contenerme.
“Se ha puesto así de pronto,” Yoochun se
defendió cuando la mirada acusatoria de Jae le golpeó los hombros.
“Junsu,” me llamó él suavemente pero es que él
no entendía, yo no le podía explicar, tenía un nudo en la garganta del tamaño
de Rusia, solo le empujaba hacia la salida, hacia la escaleras por las que
habíamos subido Yoochun y yo, hacia afuera hacia donde Jaejoong debía haber
estacionado su auto para largarnos, para irnos a donde pudiera proteger esto
mío.
Pero Jaejoong me retenía ¿Porque? ¿Quería acaso
que se los diera? ¡No!
“Está teniendo un ataque de pánico,” le escuché
decir a Jae por sobre unos gritos que se parecían a los míos… ¿estaba gritando?
“Sujétenle las manos se está arañando,” la voz
de su padre gritó y yo cada menos entendí menos.
Alguien intentó sujetarme por la espalda para
posiblemente llevarme al cuarto a donde me tendrían de rehén. Me harían abortar
seguramente. Intenté pelear. Mis uñas se enterraron en la carne de algún brazo.
“Ahh…mierda Junsu, vas a….vas a hacerle daño,”
le escuché decir a Yoochun entonces.
Y un sollozo escapó de mis labios.
“Junsu, estoy aquí, Junsu, estás bien, estás
bien, no voy a dejar que te hagan daño…o al bebé.”
Mis chillidos paran, puedo enfocar los ojos
nuevamente, veo a Yoochun, jadeante por lo que ha pasado hay un mueble volteado
a un lado. Y el señor, su padre, ahora me mira como miras a alguien que está lo
suficientemente fuera de sí mismo para hacer lo que he hecho.
Los gotones empiezan a caerme y me quedo hecho
una bolita contra el pecho de Yoochun que es quien ha terminado sosteniéndome
en medio de la crisis que he experimentado segundos atrás.
“Respira, tranquilo, eso es,” me dice y su voz es gruesa, bajita, aunque un
deje de nerviosismo pueda deslizarse entre ella.
Jaejoong nos mira con gesto indescifrable. El
padre de Yoochun también, se limpia el traje algo desacomodado, y me siento tan
cohibido cuando le veo suspirar con molestia, “¿está lo suficientemente estable
para hablar de lo que debemos hablar?” pregunta, y no a mí, sino a Jaejoong que
supongo será como el defensor de mi persona en todo esto y creo que es a quien muy
fervientemente creo pateé entre toda mi desesperación.
Soy un desastre. Pero eso no es algo nuevo. La
verdad es que no le merezco.
“Creo que deberíamos dejarle descansar,”
Yoochun habla, lo sé por el sonido de su voz retumba en su caja torácica y lo
siento a través de mi espalda.
“No vamos a tomar ninguna decisión sin él aquí,”
Jaejoong dice claramente.
“Podemos esperar hasta mañana,” Yoochun
empieza, y sé que no merezco este apoyo de su parte tampoco pero igual se lo
agradezco.
“No. No puede esperar a mañana. Él no nos dio ni
15 minutos, no nos ha dado opciones al decir irse como si fuéramos nada, es mi
nieto el que está dentro de su vientre y no le confiaré 24 horas en el que
pueda mover a la prensa para salirse con
la suya.”
“¡Junsu no es de esa clase de persona!”
Jaejoong salta indignadamente y yo ya no sé, no era del tipo de personas que
iba a un bar y terminaba follando a un cualquiera, y ahora…no solo soy eso sino
que estoy embarazado.
“Papá,” Yoochun intenta decir socráticamente
pero su papá le calla con la sola mirada.
“Tú no digas nada, todo esto es un 98% culpa
tuya, te he educado para ser el líder de mi empresa, para que seas mejor que
muchos, y alguien como tú debería saber que no puede acostarse con cualquiera, mucho menos con alguien como este…este…fenómeno.”
El término hace mella. Escoce un herida que
creí había cerrado hace mucho cuando recién supe de esto. Cuando supe que tenía
esto. Y llena de lágrimas mis ojos. Estoy débil. Estoy vulnerable por todo. Y me
odió por permitirle dañarme con algo que de alguna forma me hace quién soy.
Veo a medias como Jaejoong tira un primer
puñetazo. Luego todo pierde forma y Yoochun no puede ir en auxilio de nadie
porque tiene que sostenerme de modo que no bese el piso de una forma que pueda
traerle repercusiones al ser que se forma dentro de mí.
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Me despierto en una habitación que no es mía.
Jaejoong está aquí dormido sobre el sillón que hay en este cuarto tan grande y
lujoso que me dice que quizás pertenezca a determinado Park. Me levanto
despacio, poniendo los pies en el suelo apenas para que todo no me dé vueltas, camino
hasta mi hyung cuidando de no hacer ruido. Le tocó el hombro despacio,
moviéndolo apenas y poniendo una mano cercana a sus labios porsiacaso deba
acallar un grito de susto.
Jaejoong da un pequeño respingo en su mismo
sitio cuando despierta pero sus ojos rápidamente me reconocen y antes de
llamarme le digo “shhh.”
“Estamos en el depa de Yoochun,” me explica en
susurros.
“Lo supuse,” le digo.
Parece que he recuperado el color porque me
acaricia el pelo y sus ojos negros paternalmente me preguntas, “¿te sientes
mejor?”
Estoy a punto de responder que sí, cuando un
flashazo de lo último que vi antes de desmayarme me atraviesa el pensamiento, “Tú…tú
golpeaste al señor Park,” suelto en casi un grito sin poder detenerme.
“Lo hice,” responde riéndose modestamente.
“Demonios Jaejoong,” mascullo riéndome, porque
sé porque lo ha hecho, y no voy a ponerme chicloso, ya suficiente drama hemos
tenido en las último horas así que le suelto un, “gracias,” porque es como me
siento, agradecido, de tener un amigo capaz de cruzarle la mandíbula a una de
las personas más importantes del país porque me ha llamado de una forma que no
aprueba.
“El viejo Park estaba algo afectado por todo,
pero no es una mala persona, me pidió disculpas antes de irse.”
“’¿Se fue?”
“Dejó un par de cosas que no pensaba negociar
en un papel, pero sí, Yoochun le obligó a irse, estaba algo cabreado, y se
disculpó de nueva cuenta conmigo, me dijo que su viejo no era jamás así, y que
era su único hijo, de modo que el asunto del nieto, le hacía bastante ilusión y
que cuando se había enterado que tendría uno que estaba subido en un avión
pudiendo ser irresponsablemente expuesto a diferente posibilidades, no le pegó
muy bien que digamos.”
Agaché la cabeza de nuevo. Él me la alzó
tomándome del mentón, “pero no tienes que preocuparte por eso, tú eres aquí el
que puede ser perdonado Junsu, lo que te está pasando no es sencillo, y él
entiende, le ha pedido a Yoochun que se disculpe contigo cuando despiertes,
creo que mi puño le devolvió a su sitio.”
Me saca la lengua, orgulloso y me pregunto
porque así como es capaz de enfrentarse a todo, no es capaz de enfrentarse a
sus propios sentimientos. Pienso en Yunho luego, y no sé cuál de los dos
debería ser en realidad regañado por eso.
“Sé que he hecho mal, no lo culpo por haberlo echo
enojar a ese punto, le vi en la conferencia, lo noté en sus ojos, sé que es una
gran persona.”
Jaejoong solo me mira, “Junsu,” me llama luego
de unos minutos.
Sus ojos están llenos de dolor de nuevo y abre
la boca una y otra vez pero silencio brota de ella.
Yoochun entra de pronto, despacio, pensando que
posiblemente sigamos dormidos y nos encuentra en el rincón. Aún sigue sin
poderme mirarme a la cara. Y sé, que aún, sobretodo debe seguir enojado
conmigo. Sólo que no sé, si por obligarle a ser el padre de este hijo. O por habérmelo
querido llevar lejos de él. Quizá ambas de las razones. Y no le culpo. Ahora,
con seis horas de sueño encima, puedo permitirme ver el panorama completo y
comprendo que por mucho que yo sea quien le alimente. Hay una mitad de mi crío,
que no me pertenece. Una mitad que le pertenece a él. La misma que me provoca
las náuseas cuando le tengo cerca.
Y ahora tengo miedo.
Porque no sé cuánto vaya a necesitar este niño
de esa otra parte. No sé si voy a poder dársela. Y me aterra que aquello pueda
ocasionarle algún tipo de sufrimiento.
“No, no suelo cocinar, no sé cocinar nada aparte
de fideos instantáneos,” admite aparatosa y avergonzadamente, tiene los rulos
hechos un desmadre y una huella roja del cojín en donde debe haber apretado
toda la cara, pero aun así luce guapísimo. Hay genes que simplemente no pueden
inhibirse por más mala noche que uno pase, “así que, puedo ir a traer algo, no
sé si Junsu tenga una dieta especial o…” mira a Jaejoong esperando no tener que
seguir avergonzándose.
Jaejoong está sonriendo.
“¿Qué tan vacía está tu refri?” le pregunta.
“La llené ayer,” Yoochun le responde.
“Pues bien, entonces, opino que mejor te quedes
con este bodoque y tomen una decisión para la que creo no me necesitan mientras
yo voy y nos hago un desayuno delicioso y otro balanceado,” se burla de mí
cuando se pone de pie para salir.
Yoochun apenas se hace un lado para dejarlo
pasar. Y Jaejoong desaparece hacia la cocina. El nerviosismo empieza a correr
dentro de mí. Así que…tendremos que negociar las clausulas ahora. Ya me han
entregado suficiente tiempo para posponerlo. Jaejoong se equivocaba. Si le necesitaba
aquí para esto. Me llevo una mano al vientre para que de alguna manera evita
que él o ella oigan como sus padres van a decidir fríamente su futuro.
“Buenos días Junsu,” Yoochun me dice entonces y
camina hacia mí.
“Buenos días,” le respondo apenas.
“Quería disculparme por mi padre por lo de
ayer,” me dice y sus ojos negros apenas cruzan los míos y siento nauseas de
nuevo.
Niego con la cabeza, temo que si separo los
labios aunque sea un solo un poco, vomitaré.
“Sé que ninguno de ambos se esperaba esto
Junsu,” él continúa, “sé que si esperabas que esto sucediera yo no era la
persona que hubieses escogido,” vuelve decirme y sé que Jaejoong te debe haber
mencionado en algún momento de la noche cuando yo estaba inconsciente, “pero
estamos aquí Junsu, y te pido que me des una oportunidad.”
Esperen… ¿qué?
“¿Qué?”
“Sé que no nos amamos, pero nos agradamos, tú
me agradas Junsu, sé que podemos hacerlo, podemos intentarlo al menos, por él o
ella,” me dice y posa su mano en mi estómago y en ese mismo instante ambos lo
sentimos, una pequeña y minúscula patada, ahí dentro de mi vientre.
Y el aliento se escapa de mi alma. De la de él
también porque un jadeo se le escapa de lo más profundo de la garganta.
“Creo que incluso él o ella está de acuerdo,”
Yoochun me dice y sé por cómo me mira a los ojos, que está dispuesto a dejar
todo a atrás, a intentarlo.
Yo asiento, cogiéndome el vientre con ambas
manos y sonriendo. Con las mejillas un poco sonrojadas, porque Yoochun es un
hombre bastante atractivo, y me está ofreciendo ser en realidad el padre, la
mitad que mi hijo va a necesita y podrá tener.
Y me permito regocijarme en este felicidad
pequeña hasta que recuerdo, que en algún momento esto, esto saldrá a la luz, y
te enterarás que voy a volverme padre. Que voy a volverle padre a él. Y que vayas
a pensar termina de hacer añicos la última de las esperanzas tontas que pude
haber estado guardándote, y duele. Pero sé que lo superaré. Sé que te superaré.
Tendré a este bebé para ayudarme, y le tendré a él…
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