Cerré la puerta tras de mí y sentí el frió aire
acondicionado calarme los huesos. El joven que me había mentido sobre mi
equipaje para bajarme del avión me observaba desde su escritorio. Habíamos
armado bastante jaleo y dudaba que aquella fuera una habitación a prueba de
sonido.
― Jesuscristo, Junsu - susurro, el rostro de piedra y una mano en su cara.
Quise ofrecerle un lo siento pero no podía articular palabra alguna, el cerró la puerta del auto y caminó hasta el asiento del conductor. Pequeñas lágrimas se me escapaban de los ojos ¿A dónde me llevaba? ¿Que iban a hacerme?
Los minutos pasaban, las luces de los establecimientos y postes por la ventana. Tomó la principal y pasó mi salida así que era claro no me estaba llevando a mi casa. No voy a abortarle, quería gritarle, pero no podía sacar fuerzas de ningún sitio. Quería dormir. Para siempre si pudiera.
Entre tanto y tanto, estacionó el auto. Lo apagó a las afueras de un casa suburbana bastante hermosa de este lado de Seul, probablemente su casa, era más grande que la de Yunho, y se quedó en silencio. Con las manos en puños sobre sus muslos. Respiraba tan dificultosamente, tan abrumado y cabreado que temí que en cualquier momento se volteara para cruzarme la cara. Pero dejó el aire escapar de su boca y su vista se dirigió sin pudores hacia mi vientre y el aire pareció querer escapársele de nuevo.
Despacio abrió su puerta y salió del auto.
Yo no me había dado cuenta que estaba tan tieso hasta que mis manos se dirigieron a la manija para abrir la puerta de mi lado. Salí apenas. Él me sostuvo de un brazo. Alcé la mirada. Él rehuyó mis ojos. Me expuso su cuello al hacerlo y su colonia entró por mis fosas nasales como una cachetada de telenovela, fue demasiado, me hinqué hacia adelante mientras le apartaba con uno de mis brazos y casi le mandaba al piso de la sorpresa. Vomité. Sobre la llanta de su auto.
Las arcadas me convulsionaron el cuerpo. Él intentó sostenerme la espalda, me apartó el cabello y me susurró.
― Está bien, está bien
Me incorporé jadeando cuando ya había terminado de botar todas mis comidas del día. Yoochun me apoyó contra su auto. Intentando balancear nuestros pesos para que no me le escapara de sus manos. Llevó una de sus manos a mis mejillas para verificar que estuviera. Que no hubiera volado a otra parte.
― Estamos juntos en esto ¿vale? - me dijo y sus ojos negros eran sinceros como ninguno así que terminé asintiendo.
¿Habría alcanzado a oír el porqué de nuestra
discusión?
Me cogí el vientre con ambos brazos
protectoramente. El muchacho intentó ocultar su obvio escudriño y volvió la
vista al escritorio pasando unos papeles que ambos sabíamos no estaba leyendo
en absoluto.
Caminé algo tambaleante hacia él entonces. El
no tuvo de otra más que mirarme cuando me paré frente a su escritorio.
―
Lo
siento por los problemas – me disculpé
―
No,
no se preocupe – me dijo haciéndome una reverencia por cuarta vez – estamos
aquí para servirle señor Kim.
―
Bien,
bueno me adelantaré entonces, ya sabe para no llamar algún tipo de atención
innecesaria – me excusé.
El mencionado se apresuró a hacerme otra reverencia
y enseñarme la salida con un brazo en la dirección necesaria.
Le agradecí con una media sonrisa. Ni bien
atravesara esa puerta de salida sería libre, tan solo un pasajero más, alguien
que podría escapar…las posibilidades atravesaron mi cabeza con rapidez, si
corría a otra aerolínea ahora…de repente…
Pero el celular del supervisor sonó y no pasó
más de un par de segundos, para que me estuviera tomando del brazo mientras me
informaba, “disculpe mi atrevimiento, pero se me ha informado que debo
acompañarlo al parking, señor Kim.”
Y claro, por supuesto. Por supuesto que Yoochun
no confiaba en mí, y tenía razones de no hacerlo. De no serlo así no estaríamos
aquí.
―
Por
supuesto – le respondí con ironía.
El supervisor tan solo desvió los ojos al piso,
claramente incómodo de ser inmiscuido en todo esto. Y procedió a señalarme una
de las puertas del personal, podríamos salir más rápido por la parte de atrás
me dijo, solo porsiacaso. Y el ¿porsiacaso qué? es algo que decidí no preguntarle.
Porque a fin de cuentas me sentía algo bastante
débil y necesitaba a alguien que impidiera que besara el piso.
Caminamos entre bastantes puertas y a cada paso
mis rodillas se volvían más débiles, el
aeropuerto era mucho más grande de lo que parecía cuando recorría espacios a
los que por supuesto nunca antes había accedido, y por tanto no era de extrañar
que todas las personas con las que nos topábamos me miraran como a un intruso,
porque no portaba algún uniforme de servicio, y porque tenía cara de fantasma
por las náuseas que intentaba reprimir.
Aguanté otras tres puertas y gigantes pasillos
más hasta que la visión se me nublara y todo empezara a darme vueltas, tanteé a
mis costados en busca de algún soporte y encontré la mano del supervisor.
― Señor Kim – el muchacho
palideció a mi lado cuando tuvo que sostenerme para evitar que me fuera al piso
- ¿Qué le sucede? Señor Kim, por favor no me haga esto – me rogó.
E intenté concentrarme en su rostro, en
devolverme la conciencia que se me intentaba escurrir entre los dedos. No me
desmayaría. No. Me lo ordené. Si me sacaban en ambulancia de aquí ocasionaría
demasiados revuelos. Ya podía ver los encabezados, el deplorable estado de tu
expareja después de que la dejaras, podría tragarme esa ¿sabes? Porque no era
tanto mentira. Pero ¿Y qué pasaba si? ¿Qué pasaba si alguno de esos reporteros
iba más allá y accedía de alguna forma a la información que intentábamos
ocultar de todos? ¿Qué pasaría si te enteraban que llevaba un hijo de Yoochun?
¿Qué pasaba si te enterabas que llevaba un hijo de Yoochun?
¿Qué pasaba si hacías los cálculos y te
enterabas que había sido la misma noche que me dejaste?
¿Te importaría, siquiera un poco? ¿Te daría
igual? Yo tan solo lo que no quería es que pensaras que me importaste poco, porque
podría aceptar que dejaste de amarme o quererme o que se yo, podría tragarme
esa aunque me quemará el estómago pero no que pensaras que no te amé tanto como
te juré lo hice.
Porque Haruka, jamás, jamás en toda mi vida he
amado a alguien como te he amado a ti.
Así que no, no me desmayaría. Porque más que tú
y yo. Esto también incluía a Yoochun. Y él no tenía la culpa de que yo fuera un
fenómeno de la naturaleza y tuviera la capacidad reproductiva que ningún hombre
debería poseer. Él solo había tenido un polvo de una noche. Con un tipo en un
bar. Un tipo que había sido yo y…
Y solo mierda…
―
Una
silla – le pedí cuando las náuseas habían dejado de producirme arcadas y ahora
solo sentía frío.
Él pidió que alguien se
la trajera a gritos. Me dieron algo de alcohol en un algodón para que lo oliera
y me dejaron sentarme el tiempo necesario
que mi cuerpo pedía para recomponerse.
El pobre supervisor me
miraba horrorizado, como si de pronto fuera a morirme bajo sus cuidados porque
se estaba jugando el pellejo en esta y no pude evitar sentir algo de pena por
él.
―
Podemos
seguir ya – le dije.
―
¿Seguro?
¿Por qué podríamos llamar a una ambulancia solo si usted no…se siente bien?
Solo ¿por favor?
―
Hey
¡Hey! No queremos revuelos ¿recuerdas? Estoy bien, solo me marié un poco acabo
de recuperarme de un resfriado y me han quedado algunas secuelas al parecer –
le mentí.
Él me miró incrédulo.
No sé si porque a estas alturas sabía la verdad, o porque seguía luciendo
débil. Pero me sentía mejor. En serio.
―
¿Vamos
despacio? – le ofrecí.
―
Va-vale
– accedió aunque su cara continuara rogándome que le permitiera llamar a una
ambulancia y dejarme en otras manos, y poder conservar su trabajo.
De alguna forma llegamos al fin a la parte del
estacionamiento en el que Yoochun le había indicado estaba estacionado, aunque
claro, él ya estaba ahí.
―
Dios
¿Qué les tomó tanto? – balbució a penas, mirando a todos lados como si la total
soledad de carros fuera más bien un salón lleno de la gente de los medios.
―
E-el
señor Kim se descompuso un poco p-por su resfriado – respondió el asistente a
mi lado incluso algo indignado por la pregunta.
Yoochun me miró. Yo no pude sostenerle la mirada.
―
Bien,
sí, correcto, gracias por acompañarlo hasta aquí, nuestra empresa tomará en
cuenta su gesto.
El supervisor hizo una reverencia, y se alejó,
no sin antes decir.
―
Estamos
a su servicio, señor Park.
Me dirigió una última mirada preocupada, y huyó
lo más rápido que pudo, después de todo, no querría por ningún motivo ser
culpado de algo referente a mi homeostasis, seguramente debía lucir a punto de
querer caerme de nuevo, las náuseas me habían vuelto con la colonia de Yoochun.
―
Yoochun
– le llamé
―
Aquí
no – me cortó – sube al auto.
Me tuve que sostener un tantito de su auto
antes de poder abrir la puerta de su auto, y con la destreza de una persona con
al menos un kilo de marihuana en el sistema nervioso. Yoochun esperó a que
terminara de acomodarme en el asiento, y me jaló el cinturón de seguridad una
vez dentro.
―
Sostenlo
para que no – me dijo, y me miró la panza entonces.
Y sus ojos negros se abrieron como si en
realidad justo en este momento entendiera al fin todo lo que esto significaba,
y el pánico cruzó su rostro, y si hubiera podido sé que habría bajado del auto
y echado a correr, pero me miró a los ojos entonces, y fue la primera vez que
nos vimos realmente…no sé si esa noche le habría visto en realidad, pero
encontré entre mis recuerdos abstrusos esos ojos negros, con los rulos negros
incluso más enmarañado pero sonriéndome.
Y quise largarme a llorar, porque las hormonas
no me ayudaban en nada, y porque solo quería estar solo, con esto, sin que
nadie me juzgara. Sin que nadie…
― Jesuscristo, Junsu - susurro, el rostro de piedra y una mano en su cara.
Quise ofrecerle un lo siento pero no podía articular palabra alguna, el cerró la puerta del auto y caminó hasta el asiento del conductor. Pequeñas lágrimas se me escapaban de los ojos ¿A dónde me llevaba? ¿Que iban a hacerme?
Los minutos pasaban, las luces de los establecimientos y postes por la ventana. Tomó la principal y pasó mi salida así que era claro no me estaba llevando a mi casa. No voy a abortarle, quería gritarle, pero no podía sacar fuerzas de ningún sitio. Quería dormir. Para siempre si pudiera.
Entre tanto y tanto, estacionó el auto. Lo apagó a las afueras de un casa suburbana bastante hermosa de este lado de Seul, probablemente su casa, era más grande que la de Yunho, y se quedó en silencio. Con las manos en puños sobre sus muslos. Respiraba tan dificultosamente, tan abrumado y cabreado que temí que en cualquier momento se volteara para cruzarme la cara. Pero dejó el aire escapar de su boca y su vista se dirigió sin pudores hacia mi vientre y el aire pareció querer escapársele de nuevo.
Despacio abrió su puerta y salió del auto.
Yo no me había dado cuenta que estaba tan tieso hasta que mis manos se dirigieron a la manija para abrir la puerta de mi lado. Salí apenas. Él me sostuvo de un brazo. Alcé la mirada. Él rehuyó mis ojos. Me expuso su cuello al hacerlo y su colonia entró por mis fosas nasales como una cachetada de telenovela, fue demasiado, me hinqué hacia adelante mientras le apartaba con uno de mis brazos y casi le mandaba al piso de la sorpresa. Vomité. Sobre la llanta de su auto.
Las arcadas me convulsionaron el cuerpo. Él intentó sostenerme la espalda, me apartó el cabello y me susurró.
― Está bien, está bien
Me incorporé jadeando cuando ya había terminado de botar todas mis comidas del día. Yoochun me apoyó contra su auto. Intentando balancear nuestros pesos para que no me le escapara de sus manos. Llevó una de sus manos a mis mejillas para verificar que estuviera. Que no hubiera volado a otra parte.
― Estamos juntos en esto ¿vale? - me dijo y sus ojos negros eran sinceros como ninguno así que terminé asintiendo.
Él tomo mi mano, entonces, no me dijo una palabra más, solo cogió mi mano. Y fue todo lo que necesité para tranquilizarme.
Waaa gracias espere mucho!!! ♥
ResponderEliminarGracias a ti por leer mañana subo dos mas C:
EliminarNo se como me pase por alto esta entrada DDD: , y yo que la esperaba con ansias.
ResponderEliminarPor lo menos Yoochun no actuo como un bruto, tenia miedo de su reaccion al ver a Junsu.
no lo puede patear porque junsu lleva a su hijo pero enojado ESTÁ
Eliminarmenos mal que Junsu no se terminó desmayando...
ResponderEliminarme gustó la sonrisa que le dio Chun a Su para tranquilizarlo ^^...
lo que me hizo gracia fue la casi angustia que le dio al oler el perfume de Chun xD
gracias por el capitulo <3
hbgfcjzdbsyugfvusx tantas cosas que decirte y sin poder decirte xD Graciasx por leer y comentar <333
Eliminardespues de esperar tanto!!! tuve q esperar una semana más por la escuela!!!
ResponderEliminary ha vlaido la pena, un minicapitulo...pero en verdad me gusto!!!
me daba algo cuando Junsu se sintió maaal..waaa espero q no le pase nada malo!
Espero que Junsu y yoochun lleguen a quererse y se encariñen!!
!
se lo merencen....espero actu con ansias
Gracias >_<
gracias a ti por leer, este es uno de los que mas me gusta en cuanto trama y me ayuda bastante saber que tal le voy xDDD
Eliminaradsjsdf'
ResponderEliminarJunsu está muy débil;;
menos mal que el supervisor le ayudo.
Ya Yoochun esta portándose como se debe.
Estaré esperando actu *--*
adasda gracias por comentar <33
Eliminarwaaaa entontre otro capi el mismo dia *O* que feliz estoy yo pense que tendra que esperar mas y al final buscando lo encontre waaaaaaaa amo al raton al menos esta confortando bien a nuestro delfin Y_Y ya de por si nesesita mucho apoyo
ResponderEliminargracias por leer >< lo continuare el sabadito C: avisame como avisarte? xDDD para que no te los pierdas C:
Eliminarwaaaaa de verdad podrías avisarme cuando actualices mi correo es parknaim@gmail.com es mi mismo correo para facebook n_n te agradeseria mucho que me avisaras me gusta mucho como va quedando la historia no me la quiero perder
ResponderEliminarte mandaré un correo con gusto C:
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