Songfics #1 Kétchup
Me sentí en la necesidad de agregar peques con canciones de One Direction, porque los de la kétchup eran a lo puro despecho, y yo soy de hadas, clichés y tonterías. Ahí están algunos peques para amenizarles la tarde/noche/madrugada (si eres realmente awesome como yo ♥) Un beso grandote.
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Rain by SID - brotherhood
Las cicatrices sanan a un ritmo suave, dicen todos.
Pues la verdad es que el ritmo de las mías se siente prácticamente nulo. Es el duelo, me explicó Yoochun ayer, compartiendo un par de cervezas en donde Berta. Es encarar la verdad. Lidiar con el hecho de saber que te fuiste. Que se terminó y que ya no hay vuelta atrás.
La lluvia estos días está imparable ¿sabes? Es cruel. Y me coge siempre sin paraguas.
¿Llueve también por donde vas, Changmin?
¿Puedo siquiera preguntar?
Tal vez Yoochun tenga razón ¿sabes? Que las cicatrices sanarán a un ritmo suave, ¿pero que no dejarán irremediablemente marcas en la piel también? Explicando historias mejor que cualquier juglar en el medioevo ¿Qué dirán las tuyas, cariño? ¿Que no se puede morir de amor? ¿Qué no tienes por qué preocuparte? ¿Qué estaré bien por mi cuenta? ¿O entonces dime, cuál ha sido tu razón para no llamar?
No te equivocaste por cierto, pues no, no me he muerto de amor. Para bien o para mal sigo acá, no sé si en una pieza pero definitivamente vivo. Respiro…de algún modo. Sí, mi diafragma funciona, mi musculatura accesoria. Sí, mis pulmones insuflan. Pero yo. Joder Changmin yo no estoy bien ¿vale? Siento que me ahogo, me ahogo irremediablemente en recuerdos de nuestras tardes, mañanas y noches.
De tus ojos café, tus manos, tu sonrisa y tú maldito pelo. Recuerdos que se reproducen como una vieja película en sepia una y otra vez en mi cerebro, y en ellas me veo tan feliz. Y yo solo…no logro…no soy capaz de unirlo.
¿Qué paso? ¿Qué mierda fue lo que nos pasó?
¿Fui yo? ¿Fuiste tú? ¿Acaso ambos?
No teníamos futuro. Fue lo que me dijiste antes de irte. Y tengo nula idea del porqué. ¿Quizás esa misma sea mi respuesta no?
No lo sé, todo es confuso ahora y solo sé que duele. Duele mucho. Y esta maldita lluvia me tira por los suelos. No es su temporada de todos modos ¿Por qué mierda llueve tanto entonces? Quizás sean todas las lágrimas que tú no derramas. Cayendo aquí en masa para golpear mis hombros y echarme en cara la facilidad con la que me dijiste adiós.
Mis heridas por cuestión de tiempo, tal como las tuyas, se volverán cicatrices ¿no? Pero ¿y qué si a veces se mojan? ¿Qué pasa si arden con estas gotas saladas que caen de cuando en cuando?
Odio esta lluvia, Changmin. ¿Vas a dejar que me empape? ¿Qué no vas a traerme un paraguas? Cogeré un resfriado. Tengo frío. No estoy bien. Sé que no voy a morir. Pero yo te necesito. Aquí. Conmigo.
Las cicatrices sanan a un ritmo suave, Changmin...
Si ya no puedo tocarlas haciendo relieve sobre mi piel entonces no habrá vuelta atrás ¿es lo que quieres?
¿Quieres que sea astuto y simplemente me lleve siempre el paraguas bajo el brazo? ¿Es eso lo que haces tú?
Niñato engreído. ¿Es que no dejarás de darme órdenes aun cuando te has ido?
Ojalá me hubieras dicho que no me amaste hasta el final. Que te hice infeliz. Que no podías soportar ver más mi rostro. Debiste cobrarte mis faltas, Changmin-ah.
Quizás entonces podría dejar de verte en las flores de durazno cuando voy por el pan en las mañanas. Dejaría de intentar buscar tu risa en los parques, dejaría de vivir con el terror de quizás pillarte con compañía.
Mis cicatrices sanarán a un ritmo suave ¿verdad? Poco a poco dejaré tus recuerdos atrás. Aunque la piel me escueza en días particularmente lluviosos como este. Y creo que será porque se sentirá a nada a como ahora que están en carne viva, abiertas para mi masoquismo y deleite. Odio decirlo pero habiendo endurado todo esto puedo presumir que tuviste razón y llegaré a estar bien en algún punto.
Que podré seguir con mi vida, que te anotaré en el libro y quizás incluso pondré el guión que sigue en la lista bajo ella.
Quien sabe quizás algún día bajo esta misma lluvia le conozca. Quizás pueda arrancarme el paraguas y enseñarme a disfrutar la lluvia de nuevo. Yo que sé…
Quizás el próximo nombre que vuelva a escribir con el lapicero en este papel sea finalmente el último. Quizás no. Pero estaré acá. Con mis cicatrices de guerra y las cosas que me enseñaste, grabadas en mi cuerpo y mucho más allá de solo mi piel.
Yo seguiré acá y tú estarás allá.
Y aunque no podamos mirar atrás. Compartiremos eso ¿no es verdad?
Creo que finalmente puedo entender tus palabras, Min-ah. Creo que finalmente podré recordar llevarme conmigo el paraguas.
Through the dark by One direction (cualquier parecido con sfs es porque me he leído un par de capis justo antes y ksksjksjkjsk)
Recuerdo cuando me miraste, esa primera vez que en realidad me miraste mientras yo terminaba una de mis frasecitas astutas, me sujetaste las mejillas con una sola mano, cubriéndome prácticamente todo el mentón, "niño bonito," me acusaste mientras sonreías una de tus sonrisas verdaderas, esa con todos tus dientes y sin importarte tu nariz.
Te recuerdo bien Kim Jaejoong, tus ojos chinos, tu cuerpo tan delgado, recuerdo hasta ese flequillo lacio espantoso de tu color natural que contrastaba de mala manera con tu piel color fantasma, y te amo, la verdad es que te amo.
Dicen que el primer amor es especial, y si es así pues la verdad es que no sé si podría decir que me había enamorado antes de que tú llegaras, porque tuve novias, creo que tres, y las quise con mi inocencia, lloré incluso por alguna de ellas cuando la academia y nuestro cercano debut empezó a presionarme con sus reglas. Te digo que no sé si podría llamarlo amor, porque se siente como nada cuando lo comparo con lo que siento por ti.
Le temes a la oscuridad, recuerdo que me confesaste una noche en un hotel de Japón con una cerveza helada del minibar más sobrevaluado del mundo en tus manos. No me mirabas a la cara sino a tus manos. Tenías una sonrisa en tus labios que se peleaba por decirme que bromeabas cuando ibas lo más en serio que lo que te había visto en todo el tiempo viviendo bajos las mismas 4 paredes contigo.
Oh hyung no tienes idea de lo que despertaste en mí esa noche.
Te convertiste en la razón del aspecto de mapache que llevé por todo ese tiempo y aun así tuviste cara para burlarte de mis fotos. Te perdonaba igual. Mis ganas de desvelarme a tu lado y ganarme alguna otra confesión tuya, me podían de maneras que hasta me da pena admitir.
Le temes a la oscuridad pero aun así el negro es tu color favorito. Le temes mucho a las alturas pero aun así aceptabas que te subieran a todas esas cintas para darle a tus fans un buen espectáculo. Le tienes miedo a una gran variedad de cosas en realidad Kim Jaejoong. Pero ninguna de ellas nunca ha podido contigo. Nada había podido nunca contigo.
Y aquello era el centro de tu merecido orgullo. Pero entonces llegué yo. Y a esto, a nosotros, corrígeme si me equivoco cuando digo que nos tienes terror. Que mis palabras sinceras te ponen la piel de gallina. Que un beso mío te ha hecho comprar uno de esos desfibriladores portátiles y que lo guardas debajo de tu cama por si paso a darte una visita sin avisar y algo sale terriblemente mal.
Oh hyung me da hasta gracia que no sepas que no soy yo quien va a causarte el PCR sino tú a mí.
No puedo pedirte disculpas sin embargo, no puedo decirte que sienta haberte arrancado la voluntad y las agallas del cuerpo, Kim Jaejoong. Porque a dios le juro no prometo devolvértelas hasta el día que muera.
Digo, ¿tienes idea de lo que me ha costado? Pues mucho, muchísimo me ha costado poder rodearte los hombros con ambos de mis brazos y solo sostenerte, sin necesidad de más, sin ninguna otra intención que hacerte saber que hay alguien aquí que está verdaderamente para ti. Convencerte a ti y a esa enorme cabeza que tienes pegada al cuello, esa que tiene esta destructiva necesidad de ahogarte en tus penas, que no me estoy yendo a ningún lado.
Porque atesoro mucho tu pequeño corazón maniatado y hecho pedazos, ese que aún no he juntado del todo pero no desesperes ¿vale? Porque ahí estoy llegando. Ahí estamos llegando. Aunque sea a ciegas en esta oscuridad espesa a la que tanto miedo le tienes y nunca te has atrevido a admitirle a nadie más en voz alta. Porque contrario a lo que piensas. Tiene fin hyung y no tienes que cruzarlo solo esta vez. Estoy aquí contigo. Sosteniéndote de cerca y esperando, rezando por que seas lo suficientemente fuerte para aguantar lo que nos falta de camino. Por qué seas capaz de aferrarte a mis promesas. Por creer en mí del modo en que yo hice en ti desde el momento en que me dijiste, “creo que te amo.”
Porque yo lo hago, hyung.
Infinitamente e irremediablemente, cada día mucho más que el anterior.
Rosa pastel by Belanova
Fantasear con un futuro juntos, no me tomó de sorpresa. Teniendo tanto tiempo juntos como pareja. Mi cepillo a un lado de tu lavadero. Todo un cajón en tu ropero. Mi taza de café favorita en tu cocina, ropa interior tuya mezclada con la mía, hyung creo que era natural que comenzara a fantasear con un anillo o incluso hasta hijos, me ocupaba un 10% de un día regular, quizás ¿para qué mentirte?
En todas ellas, mis fantasías me refiero, te veía llegar muy guapo, con rosas en la mano, y un pequeño cofre nerviosamente escondido en tu bolsillo. Nunca tenías las palabras correctas pero nunca has tenido las palabras correctas y eso era algo que me gustaba de ti, la pelea que tenías con tu lengua a la hora de decirme simplemente, “te amo,” no me importaba, te ahorraría gran parte del trabajo, asentiría con la cabeza, reclamaría tus labios, y caminaríamos hacia la felicidad eterna tomados de las manos.
Es curioso, ahora cuando recuerdo.
Tan curioso como triste quizás.
Me hace preguntarme a donde se fue ese Changmin de los ojos puros que dejó la uni para huir contigo. El que te veía como a su todo. Quizás solo murió en el camino, por todas las decepciones que le diste. Por todas las decepciones que sus malas elecciones le dieron así mismo.
Mamá dijo alguna vez que el amor si es de verdad solo se da, pero que si se fuerza pues se marchita, se consume todo hasta no dejar ni cenizas. Me pregunto si de haberte dejado ir y esperado por ti, si me hubieras dejado ir y esperado por mí, la historia hubiera resultado diferente.
SI quizás estábamos destinados a ser solo un encuentro de película en esa cafetería.
Una atracción tan potente como el sol, una cara que recordar cuando tuvieras a alguien entre tus piernas que no te hiciera gruñir como yo en apenas 5 minutos debajo de la mesa. Todo fuego se apaga, se extingue cuando ya no queda más materia, y extinguirse hizo, lo rosa pastel, la luna de miel se fue al carajo y tocar nuestras pieles ya no fue suficiente para ocultar la gran brecha entre ambos, nuestras colosales diferencias imposibles de camuflar encerrados bajo un mismo techo.
Quizás si hubiésemos sido un poco más sinceros el uno con el otro, si yo te hubiera sido un poco más sincero, te hubiera soltado un par de advertencias y no solo intentado complacerte, ¿hubiera funcionado así? ¿Seguiría recostado en mi lado de la cama, amándote como alguna vez lo hice? No importa ya. Son pasos que no puedo dar atrás ¿verdad?
Toda acción trae sus consecuencias, y esta vez fuimos tú y yo, ambos al final solo nos perdimos.
Strong by One direction
El problema con enamorarse es que deberían hacerlo solo valientes. Pero la realidad es que lastimosamente lo hacemos todos sin discriminación, lo hicieron mi padre y madre, un tiempo al menos, mis tíos, supongo que todos mis familiares, los tuyos, nuestros profesores, tú, incluso yo. Y enamorarse está bien, he decidido ahora que lo experimento, está bárbaro. Es uno de los pocos placeres del mero hecho de ser humanos. No creo que seamos solo sexo, solo muertos o accidentes de tráfico en el noticiero. Quiero creerlo así al menos ¿sabes?
¿O acaso está mal?
Querer creer que con el amar basta.
Que si me parara frente a ti y te dijera que te amo todo esto se volvería correcto, que tendría sentido.
¿Está mal, Jaejoong?
Querer descubrir contigo el lado del mundo que ninguno de ambos ha tenido oportunidad de ver aún. Que está allá afuera, lejos del pequeño pueblo en el que hemos nacido, de la gente sin ambición y la rutina que cruzamos cada día.
¿Está mal quererlo todo para compartirlo contigo?
No creo en un destino, creo en las decisiones que tomamos día a día y que el futuro es solo resultado de todo ello, de errores y aciertos. Y la verdad es que cuando caminas a mi lado asfixiado por este calor de verano y tu piel suda, pega tus cabellos lacios a tu frente y tu tratas inútilmente de secarte con el dorso de tu mano mientras te quejas en voz alta, cuando te apoderas de mi cocina para hacernos bocadillos para la noche que pasaremos en vela viendo películas, cuando me reprendes por haberte pasado en talla, cuando me entierras el codo en la boca del estómago porque te ruedo los ojos, cuando estás simplemente a mi lado, hyung. Todo se siente correcto. Todo se siente como lo que debería ser.
Quiero prosperidad para mi futuro. Quiero lo mejor para el tuyo también.
Dime ¿no es obvia entonces la decisión?
Papá me dijo una vez que la razón por la cual supo que mamá era la indicada vino a él una noche cualquiera escuchando la banda hipster de su época, tirados en un sillón, probablemente fumando, pero obviamente eso nunca me lo admitiría, ahí tirado de espaldas con ella recostada a un lado de su pecho, se sintió hombre, fuerte e invencible.
Yo siento como si pudiera derribar montañas cuando tus ojos me miran, Kim Jaejoong. Tú me haces ese hombre fuerte. El que siempre quise ser. Así que no estoy renunciando a ti. No podría. Porque así es cuanto te amo y aunque no pueda aseverar el futuro puedo prometerte esto no dejaré de tirar de tu mano por lo que me queda de vida.
Déjame Entrar by Diego Torres
Kim Jaejoong, se levanta a las 5:30 cada mañana, recoge su camisa planchada, el blazer, la corbata y se los pone encima. Seca su cabello mojado por su reciente ducha y se cepilla los dientes frente al espejo de su baño.
Kim Jaejoong llega a su cole 6:45 en punto, toma asiento en su pupitre, extrae un libro de Harry Potter de su mochila y ocupa sus ojos en párrafos hasta que las clases den comienzo.
Kim Jaejoong es tan ridículamente hermoso a pesar de sus gafas grandes y su corte escolar.
Pero lo más impresionante de todo es que posee un corazón enorme y la verdad sea dicha Shim Changmin lo ama como no se hace fácil, y quizás ni tampoco difícil cuando el objeto de tus afecciones es alguien como él. Oh Changmin lo ama con una sinceridad comparable a la de sus ojos negros cuando se pierden en las estrellas de regreso a casa. Lo ama con pasión que colapsa sus pulmones y lo tiene de amanecidas con cereal de chocolate en su regazo y maldiciones entre dientes.
Pero intentar atraer la atención de un Kim Jaejoong es tarea difícil porque la verdad es que Changmin se siente nada cuando lee las hazañas de esos personajes ficticios a los que aquel chico admira y es que ¿cómo se supone que compita con ellos si carece de superpoderes o una personalidad impresionante?
Nunca ha sido intérprete de los personajes principales exactamente.
Algún talento debe tener…espera…pero no ha llegado a descubrirlo aún.
Solo tiene 14 años…y es asmático.
Y su pelo nunca le hace caso, y es demasiado delgado. Y tiene unos labios raros que sus compañeros nunca olvidan hacerle notar.
Changmin no tiene un factor sorprendente de su lado. Ni dinero para ofrecerle las cosas que pueda querer. Verdaderamente no tiene más que estos enormes e infalibles deseos de poner sonrisas en su carita todo el tiempo. Los que a menudo solo sirven para devorar los libros que el muchacho termina con el objeto de compartir otra cosa más con él.
Es de esta forma como Changmin desarrolla compañerismo hacia Severus Snape, pues con él esta friendzone no parece tan solitaria o patética, y juntos pueden mascullar con desprecio el nombre de Potter padre que Lili y Jaejoong parecen tanto idolatrar.
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Es San Valentín. El castaño pasa las primeras dos horas de clases observando a Jaejoong rechazar muchas cajas de chocolate. Incluso muchos de los abusivos de su salón los reciben también.
Changmin no tiene nada bajo su pupitre, no ha podido pensar en una excusa para poder entregárselo así que ha decidido tan solo dejarlo en casa. Aunque honestamente se siente un poco triste ser el único que no recibe nada.
“Eres muy popular,” le dice a su amigo de camino a los vestidores pues tienen gimnasia.
“Es estúpido,” aquel pelinegro le dice, sin poner ninguna expresión en específico.
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Por alguna razón que no recuerda, Changmin regresa primero de la clase de educación física. Desde la puerta puede ver algo sobre su pupitre. Deja su toalla de mano en los casilleros en la parte posterior del salón y saca su libro de la materia correspondiente a la siguiente hora. Tiene el cabello aún húmedo de su ducha. Puede oír a sus compañeros en el pasillo. Pronto llegarán. Así que camina hasta su pupitre para examinar lo que sea que sea.
Es una pequeña caja de regaloe. El resto de sus compañeros entran en el aula. Changmin voltea el paquetito esperando una nota que diga: entregar a Kim Jaejoong. Pero lo que encuentra lo deja descuadrado, efectivamente hay un post it pegado sobre el papel de regalos pero este cita:
Para Changmin de tu admiradora secreta
Uno de esos tristes chiquillos que siempre está molestando a todos, llega a él sigilosamente y le arranca el post it de las manos. Lo lee en voz alta una vez lo tiene en su poder, interpretando la voz de una chica y agregando comentarios obsenos.
Las mejillas del chiquillo se sonrojan de puro bochorno cuando sus compañeras sueltan grititos. Otros cuantos de sus compañeros vitorean llamándole “suertudo.”
Jaejoong llega también y toma asiento en su pupitre que está para el lado izquierdo de Changmin pero lastimosamente a una columna de distancia.
Su amigo sabe que algo sucede así que le alza una ceja.
Changmin señala la cajita de regalo, “estaba aquí,” intenta hacerle conversación.
Pero su amigo se limita a encogerse de hombros e ignorarle. Changmin le conoce demasiado como para ofenderse. Simplemente no está interesado en el asunto a diferencia del resto. Aun así…duele un poco.
Con cuidado Shim quita los pedazos de cinta sobre el papel de regalo y procede a abrir la cajita gris que encuentra dentro. El objeto cae sobre su palma izquierda cuando lo voltea. Es un humectante de labios. El salón entero rompe en risas. Menos uno.
Kim Jaejoong, quién ruidosamente se pone pie y golpea su libro sobre su pupitre.
El salón entero calla.
Kim camina entre los pupitres hacia ese Shim de hombros encorvados y orejas al rojo vivo, no quiere que Jaejoong le vea como el chiquito patético que es pero ojos suaves buscan los suyos cuando el chico se agacha hasta él para quitarle aquel humectante de las manos. Jaejoong sujeta despacio su mentón y le alza la cara, su pulgar pasea sublime por su mejilla izquierda y Changmin olvida cada momento malo en su vida mirando esos ojos negros. No espera más realmente, Jaejoong probablemente tampoco.
Shim quiere susurrarle su agradecimiento pero lo siguiente que sabe es que Kim Jaejoong lo besa por 5 largos segundos.
“Ella debería saber que tu fruta favorita es el durazno y no las cerezas…” le dice al separarse y examinar el producto, “lo siento pero ella no parece alguien que vale la pena”
Cuando Kim camina de regreso a su pupitre se asegura de tirar el objeto en el bote de basura.
Nadie respira. Nadie se mueve.
Changmin mira hacia el pizarrón intentando procesar todo lo acontecido. El maestro llega y los exhorta a todos a tomar sus asientos. Changmin observa de reojo hacia su izquierda. Jaejoong está camuflando uno de sus libros de fantasía debajo del libro de matemáticas que debería estar leyendo en su lugar. No parece diferente.
Pero Changmin le atrapa relamiendo sus labios un par de veces.
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Jaejoong despega su cabeza de su libro y voltea hacia Changmin. Van en el bus de regreso a casa y su parada se aproxima.
“Lo siento,” le dice, “si te hice sentir incómodo hoy, no era mi intención llevarlo tan lejos pero estoy harto de que comenten de ti todo el tiempo, sobre todo cuando no dicen más que tonterías. Tus labios son preciosos.”
Hay un tono carmesí tenue sobre esas mejillas tersas conforme habla. Es pequeñito pero no ha estado antes ahí y Shim sabe que no es por el frío.
“¿Yo estoy obligado a pedir permiso?” le pregunta.
El pelinegro le observa con sus ojos grandes. Tiene un dedo sobre la página de su libro en la que se ha quedado. Changmin planea hacérselo perder. Su amigo finalmente niega con la cabeza.
Esta vez es él quien lo besa. La respuesta de Jaejoong es incluso mejor que lo que Changmin espera, pues su libro resbala de sus manos al suelo.
El bus para en donde Jae debe bajarse y Shim le observa ponerse en pie como una ráfaga.
“Te veo mañana,” su compañero le dice. El castaño le sonríe como respuesta mientras lo observa bajar.
Las puertas se cierran y Shim se derrite sobre su asiento como una barra de chocolate al calor. Baja la mirada a sus pies a donde el libro de Rainbow Rowell ha caído y lo recoge.
“No es personal,” le dice a la portada con una sonrisa de bobo enorme.
Extrae su móvil entonces del bolsillo de su casaca de colegio y busca el ángulo perfecto, una vez que toma la fotografía no tarda en mandarle el mensaje a la persona de la que está enamorado.
Vaya. Literalmente ha logrado despegarle de su autor favorito…tal parece que finalmente ha descubierto su don.
Something great by One direction
“Te quiero.”
“Jaejoong.”
“¡No! Te quiero, te quiero maldita sea, y que me entierren vivo pero no puedo hacer nada al respecto, paso las 24/7 pretendiendo que no te quiero así, pero Dios me ayude ya no puedo, no puedo, Changmin.”
Un hipido se escapa de sus labios. Lo calla con el dorso de su mano. No pueden permitirse mucho ruido, los otros duermen en sus respectivos cuartos. Es de madrugada. A pies descalzos y estómagos que hacen berrinche por un pequeño bocadillo, el de Changmin para ser concretos. Jaejoong solo le ha oído y se ha despegado de las sábanas para prepararle algo a su niño, porque así de mucho le quiere. Se han encontrado en la cocina. Cabellos lacios sin volumen. Rastros de baba por las comisuras de sus bocas. Las ojeras de un mapache que probablemente necesitará más de tres pasadas de corrector para finalmente esconderse.
Changmin le mira por tanto tiempo que Jaejoong tiene que desviar la mirada, sostenerse de la alacena con uñas y evitar hacer una locura como cogérselo…arrancarle esa virginidad estúpida sin ninguna otra ceremonia que el acto lascivo per se.
Pero no sabe cuan correcto está con eso ya. Si Changmin sigue siendo virgen siquiera. Ha cumplido los 20 ya. Y Jaejoong tiene una larga lista de caras que podrían habérsele puesto en bandeja ante el escenario más oportuno. No tendría que importarle si lo fuera. Changmin no es de su pertenencia. Y mierda como le jode saberlo. Le jode sin igual. Le parte en putas piezas.
Le pone tan malo de las rodillas, esto de poder tenerlo y en realidad no tenerlo para nada.
Ahí. A un paso. Sin barreras físicas, pero morales. No, eso es mentira. La moral no es lo que le ata de manos y pies. El conflicto existencial con respecto a su sexualidad es historia. Es en realidad el amor, amor a esto que han construido juntos a costa de lágrimas, dignidad y esfuerzo. No pueden solo tirarlo. Arrastrarían cielo y tierra con ellos. Y esta conversación carece de sentido, Jaejoong lo sabe. Pero el egoísmo suda a través de sus poros en noches como esta cuando sus partes más sureñas se sienten solitarias y las sábanas no le son suficientes. Porque se pregunta si Changmin se siente igual…si es que él si ha buscado soluciones afuera y si es así si se siente siquiera culpable.
Sexo no es algo que se hayan siquiera animado a pedir. Han sido más bien besos. Hambrientos. Llenos de culpa y despedidas embarazosas mientras miraban al piso, manos que no sabían a donde ir, labios que solo querían estúpidamente dar las gracias.
Jaejoong se siente patético con su casi año de celibato, del que posiblemente nadie tiene idea…ni el propio Changmin siquiera. La última vez que su miembro ha entrado en algo de 37.5 °C fue en un cuerpo al que curiosamente no puede ponerle un rostro porque esa fue la misma noche en que se dio cuenta que se había enamorado de su dongsaeng.
“No podemos,” Changmin le dice.
Y Jaejoong lo sabe más que bien. Así que le sonríe. Asiente mientras se empuja fuera de la alacena y se dice, no, no vas a llorar, “lo sé.”
“Jaejoong.”
“Está bien,” sus manos peinan sus cabellos y sus ojos rojizos aguantan la frustración y procuran no derrarla por sus mejillas. En otra vida quizás. En otro universo en el que la música y la farándula no dependieran una de la otra. En que su vida privada fuera únicamente suya y la gente respetara si mantenía reserva con ella. En otra vida mas no esta, podría amarle como los amantes hacen.
Podría amarle duro y parejo hasta el amanecer.
“Hay un poco de torta en la mini-refri de la sala, Junsu la escondió ahí, no te vayas a comer todo no más, sé discreto.”
“Jaejoong.”
“Me voy a la cama, buenas noches,” sus ojos le rehúyen cuando le da un pequeño golpecito en la espalda, Changmin siente el frío del tragaluz despedazarle la piel de sus largas piernas descubiertas por los shorts de pijama que lleva puesto.
Jaejoong se aleja dos pasos. Changmin observa su espalda delgada y ligeramente encorvada y se pregunta si fue Bruto en su vida pasada. Si apuñaló al maldito Cesar por la espalda, porque eso explicaría su vida. Su precioso Kim Jaejoong.
Sus pies intentan dirigirle a la sala, aguantar esto como las otras veces. Pero esta noche se siente tan débil. Tan absurdo. Sus uñas se entierran en sus palmas como última instancia. Pero el dolor físico no es suficiente.
‘No lo hagas,’ su cerebro le grita cuando sus pies toman la dirección contraria a la que debería, pero su alma le grita “ve” más bien.
“No podemos,” la voz del menor sale con un horrible gallo cuando sostiene la muñeca de ese hombre que ama con locura y entonces colisiona ambos de sus torsos. “Pero lo quiero, Dios me libre, lo quiero, te quiero ¿Qué quieres de mí? ¿Qué más quieres de mí? ¿Qué más puedo darte? ¿crees que es sencillo para mí negarte cuando todo lo que yo también pienso las 24/7 es tocar tu piel?”
Jaejoong inspira fuertemente el aire que le hace falta a través de la piel del mentón de su dongsaeng. Esto muy seguramente terminará en infierno… pero entonces ¿Por qué se siente a paraíso?
“Pues tócame,” es su temeraria respuesta.
Changmin tiembla del pánico cuando sus manos se aferran a los hombros desnudos de Jae con uñas incluso. Sus ojos castaños recorren piel y algodón despacio, explorando esa anatomía que se ha devorado innumerables veces con los ojos en los cuartos de cambio y sus dedos son toscos pero Jaejoong no va a quejarse en lo remoto. Las puntas de sus dedos se abren camino hasta la cinturilla de los pantalones de su pijama y ambos respiran hondo, como si fueran a bucear una piscina de por lo menos 5 metros.
‘¿Y qué si no puedo parar?’ quiere preguntarle, porque esa es una de las principales razones por las que no se han permitido esto, pero Kim tanto antes como ahora no puede responderle eso. No cuando tiene su cabeza contra la pared y ambas de sus manos allá abajo junto con las de él.
Y resulta estar bien, muy bien, el mundo no se está acabando, hay gravedad, la tierra sigue girando, en todo caso, incluso más rápido. Hay una pared a sus espaldas, en la cual recostar la espalda de Changmin mientras se besan, de abajo arriba, de arriba abajo. Muertos de miedo, muertos de adrenalina que explota en sus axiales cuando muslos se abren y están a punto. Casi ahí.
Ojos cohibidos pero valientes y susurros que juran amor con un timbre alto del placer indescriptible que sienten en el momento que finalmente ocurre.
Changmin pierde su virginidad esa noche y no siente pena de reconocer que es su experiencia más satisfactoria hasta el momento, superior a sus diplomas del cole y medallas en deportes. Es tan bueno que se atreve a compararlo con el Jumong y los premios que les ha traído Mirotic.
Jaejoong le envuelve en sus brazos hasta el amanecer. Le abraza en la espera del resto de sus convivientes. Porque les espera una conversación seria. Una que debieron haber tenido tiempo atrás.
¿Será acaso tan malo pedirle algo bueno a la vida, al menos por primera vez?
Ambos esperan que no.
Pues tal y como su menor temía…Jaejoong no cree que haya forma en el mundo en que puedan volver atrás.
Alarmas suenan, luego puertas, finalmente pasos cada vez más cercanos. Kim sostiene las manos de su castaño con un poco más de fuerza.