Prólogo
Primero es solo curiosidad, como cuando ves un programa en la tv y quieres saber el desenlace, pero luego Jaejoong resulta ser bastante agradable a pesar de las claras diferencias en sus gustos de música o tv.
Así que se vuelven amigos. Pese a que escape del entender de todas sus otras amistades.
Changmin incluso tiene un par de novios y novias en el largo proceso de volverse prácticamente dongsaeng del mayor.
Hasta que cierto día de otoño viendo una peli animada al que ninguno de los dos les está prestando mucha atención, Changmin siente ganas de besarle.
Es espontáneo.
Jaejoong tiene sus piernas sobre sus muslos, echado a lo largo del sillón con su tazón de palomitas sobre su torso y sus brazos abandonados a la gravedad. Sus ojos danzan entre la conciencia y el sueño. Sus músculos faciales reverberan y luce solo...tan él, tan el hyung que conoce desde hace dos años. Despeinado, descuidado y nada atractivo.
Changmin pasa un largo tiempo observándole hasta volverse consciente de ello y empujarle las piernas entonces.
- ¿Qué demonios? - el hyung masculla cuando su cuerpo cae el piso y sus reflejos solo hacen de la caída una peor.
- Estabas metiendo tus pies en mis palomitas – Changmin le miente.
- Oh – el mayor vuelve a escalar al sillón – lo siento – bosteza - ¿qué pasó con la partícula?
Changmin le ignora. El hombre se estira.
- Eres muy aburrido – Jaejoong se atreve a decirle.
Changmin siente un chispazo de enojo en su epigastrio ¿qué le sucede?
- Dice el que no ha salido con nadie en siglos – sisea Shim, de todas formas intenta calmarse metiéndose un puñado de palomitas en la boca.
- Es que nadie me merece – Jaejoong le responde abrazándose dramáticamente a sí mismo.
Changmin no lo haya exactamente gracioso.
- Tienes que dejar ir a Yunho alguna vez - sus labios sueltan antes de poder detenerse.
Jaejoong reacciona dejando caer el control al piso.
Y es que la cosa es que a diferencia del resto de humanos, Changmin nunca pregunta. Jaejoong ha estado siempre intrigado por ese aspecto de la personalidad de su dongsaeng. Ha sido algo que siempre le ha gustado de él. Esto es demasiado extraño.
- ¿A qué viene todo esto? – le pregunta, no está cerca a enfadado, sino verdaderamente sorprendido.
- No sé, es que pienso que quizás deberías empezar a salir otra vez, cambiar este estúpido departamento si es lo que te detiene.
El mayor suspira.
- Vamos, no necesito dos Park Yoochun – Kim le bromea.
Pero Changmin se haya más cabreado ante su respuesta.
- ¿Qué es lo que necesitas entonces? – prácticamente le grita.
- ¿Que me dejes en paz? ¡demonios! ¿Qué te ha picado, niño?
Jaejoong le arroja un poco de palomitas a la cara.
- ¡No soy un niño! – chilla.
Jaejoong le observa con ojos muy abiertos, procede a dejar el tazón de palomitas a un lado y cambia de postura como entendiendo que la conversación es seria. Que esta es una pelea. Que Changmin realmente está comprometido a arrancarle la cabeza.
- Claro que sé eso – responde con voz bajita, intenta sonreírle para calmarlo.
Pero de alguna forma su dongsaeng luce como si hubiera pasado ese punto hace mucho.
- Oh ¿en serio lo sabes? – Changmin refunfuña con rencor en la voz.
- Ahm...estoy entendiendo cada vez menos, ¿es porqué metí mis pies en tus palomitas?
Changmin se lleva las manos a la cabeza.
Jaejoong le mira, ahora sí prestándole atención total, tiene una ceja algo levantada. Changmin sabe lo mucho que se está esforzando por entender. Dios santo, Changmin lo conoce bien. Changmin lo conoce tan bien. Y Jaejoong no es su tipo. Jaejoong está tan lejos de ser su tipo que hasta gracia causa.
Jaejoong procede a cambiarle el tazón de palomitas porque no soporta discutir con nadie. Incluso se ofrece a hacer más. Para servirle un tazón “limpio”. Pero eso solo hace que Changmin se enoje más.
Incapaz de quedarse quieto Shim se levanta de su asiento.
- Venga Changmin, lo siento ¿vale? – Jaejoong le llama cuando lo ve de camino a la puerta después de haberse cargado la chamarra al hombro.
Pero Shim ha abierto ya la puerta.
Por supuesto que no espera encontrarse a quién se encuentra en el umbral. Park Yoochun, su primo. Tiene un ramo de flores en las manos y llaves en alto, como si hubiera estado a punto de encajarlas en la cerradura hace un segundo. Changmin trastabilla sobre sus talones.
- ¿Yoochun? – pregunta como ido.
Su primo le saluda con la mano a toda respuesta.
La mirada conjunta que le dirigen ambos de alguna forma duele. De una forma que trasciende el simple hecho de enterarse de este modo.
- Yo…voy de salida, buenas noches – es todo lo que dice antes de escabullirse por el lado de izquierdo de Yoochun y caminar a pasos largos hacia las escaleras.
- ¡Yah! – puede escuchar a Jaejoong aun llamándole cuando llega al primer piso pero honestamente no cree poder parar.
Si vuelve siquiera, apenas un paso, tendrá que enfrentar sus ojos. Y le harán preguntas que no puede responder.
Porque Changmin simplemente no puede responderle ello. No puede decir que cree sentir cosas por ese su mejor amigo.
No puede tampoco dejar de temblar cuando finalmente llega a casa.
Tiene más de un mensaje de Jaejoong en el móvil cuando lo revisa. Pero no abre ninguno. Lo tira a un lado y tal parece que mientras se pelea con sus prendas de camino a su habitación hace suficiente ruido como para levantar a su compañera de cuarto, Amanda.
Ella lo nota extraño al instante y se acerca a él preocupada. Viste un pijama con pantalón corto y un kimono que se le resbala por los hombros cuando llega a él de una par de zancadas. Changmin no puede evitar reparar las grandes porciones de piel aún cálida por sus cobertores de cama.
Cuando Shim siente el tacto de ella sobre su mejilla, le sujeta la muñeca pero no la retira.
Amanda nota la humedad bajo la yema de sus dedos.
- ¿Qué ha pasado? – le pregunta revisando rápidamente con la mirada que no haya sangre o marcas de violencia sobre el hombre que ama desde hace tanto - ¿Estás bien? ¿Dónde duele? ¿Te han hecho daño?
- Amanda – Changmin la llama para calmarla.
Sujetando la otra muñeca de la muchacha para mantenerla quieta. La chica parece caer en cuenta de la cercanía de sus cuerpos. Los ojos castaños la enfrentan por primera vez y el rubor se apodera de sus mejillas.
Es un jueves 16 de Junio. Casi media noche. Y pese a que ambos merecen mucho más, Changmin la seduce esa noche.
El silencio postorgasmo en el que ella se abraza a su cuerpo se siente como las puertas del infierno. Por eso Changmin no está tan devastado cuando se entera tres semanas después que la ha embarazado…
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